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Situación de niños de la calle es apremiante y hay indiferencia a ello, considera Ministerios de Amor

Ahmed akacha en Pexels

El 12 de abril se conmemora el Día Internacional de los Niños de la Calle y es de vital importancia hacer una valoración de este fenómeno social. Asimismo, se hace necesario actualizar la información sobre un problema de esta índole, a través de los ojos de quienes dirigen albergues, cuya misión es dar cobijo y rescatar a esa infancia de “las garras de la calle”.

¿Qué es un niño en situación de calle?

De acuerdo con la ONG internacional de apadrinamiento de niños, Humanium, un niño de la calle, es un menor que vive (o sobrevive) en las calles.

Muchas veces esos infantes crecen en vertederos públicos, estaciones de tren o bajo los puentes de grandes ciudades. Por los conflictos que tienen con sus familias, estos niños no quieren o no pueden regresar a casa.

Hay varias razones por las cuales un niño debe o decide vivir en la calle, sin embargo, la combinación de factores familiares, económicos, sociales y políticos juegan un papel importante en su situación y, por lo tanto, es difícil señalar de manera determinante una o más causas.

Según Humanium, los niños a quienes se les ha preguntado porque ‘huyen’ del seno familiar, afirman que es la familia, la pobreza o el abuso, son frecuentemente razones para irse a las calles.

Del peligro de casa, al de la calle

Para estos niños, el riesgo en la calle está latente al desarrollarse en un ambiente considerado generalmente como peligroso y hostil. Como consecuencia, algunos de sus derechos se ven frecuentemente comprometidos.

Esos niños encuentran ‘refugio’ y ‘amistad’ en lugares equívocos; al contrario, se topan con la cruda realidad, con gente sin escrúpulos que los introducen a un mundo de violencia y delincuencia.

“Situación apremiante”

Para entender la complejidad de este fenómeno que se recrudece con el tiempo y la pandemia, Once Noticias platicó con Cecilia Blanchet Pezet, presidenta y fundadora de Ministerios de Amor, A.C. ‘Mami Cecy’, como le llaman cariñosamente los pequeños, asegura que, la situación es ‘apremiante y grave’.

“Muchas veces las estadísticas y los datos muestran algo que no es o que queremos que sea; el problema que vivimos en México es muy grande. Cuando comencé (en esto) hace 35 años, los niños se iban de sus hogares; después, los niños se reproducían en la calle, era lo que yo llamaba ´pura sangre´, nacían en la calle, estaban en la calle, crecían en la calle, no tenían referencia de ningún hogar”, cuenta en entrevista.

Cruda realidad

La experta en este tema, declara que, alrededor de ese problema existe una generación que comenzó a ser reclutada por organizaciones, grandes y fuertes, que no tenían interés de sacarlos adelante. Organizaciones que comenzaron a darles dinero, armas, drogas.

Ante ello, los pequeños ya no querían llegar a un lugar donde se les brindara protección, al contrario, querían quedarse en donde se les ofrecía, armas, drogas y poder. Fue ahí, donde Ministerios de Amor’ tuvo una labor relevante que era, “sacar a estos niños de una injusta condena”.

“Hoy es un problema que se ha vuelto grave. Cuando hace 35 años, empecé a bajar a las alcantarillas y ver lo que se estaba gestando, llamé a mis amigos comunicólogos y les dije, ‘esto está tremendo y si no hacemos nada ahorita, yo les garantizo que en 20 años va a haber un cintillo que cruce nuestro mapa mexicano que diga violencia y corrupción’, se rieron”.

Pandemia conlleva más niños en calles

Blanchet Pezet, estima que, con el arribo de la pandemia, llegaron más niños a la calle, porque el índice de divorcios se incrementó, y eso trajo como consecuencia que muchos niños fueran, prácticamente, ‘tirados’ a la calle.

Cuando se le cuestiona, ¿qué hace falta al Gobierno para apoyar esta causa? Sin meditarlo mucho, responde:
“No hay que ser muy inteligentes para darnos cuenta que todo lo que sea labor social en México es primordial e imprescindible; necesitamos ayudar y fomentar”.

La fundadora de ‘Ministerios de Amor’, comenta que, si las autoridades, quieren regular a esos albergues y comprobar que trabajan bien, sin lucrar, pueden hacerlo con toda libertad, pero que se les brinde apoyo en todos los puntos, “porque finalmente las asociaciones civiles estamos haciendo un trabajo que le correspondería al Estado”.

Y agrega: “entiendo que no lo puedan hacer porque el Estado está preocupado por gobernar, por otros intereses; entiendo que no puedan meterse a trabajar con niños, con prostitutas, niños con déficit, pero que nos ayuden con los impuestos, que den recursos, en vez de estar dándolos por otro lado, que los den a las instituciones que estamos haciendo algo”.

Finalmente, hace un llamado también a la sociedad que se muestra insensible a la problemática de esta niñez.
Reconoce que, cuando toca el tema con algunas personas, ha recibido por respuesta un ‘tengo demasiados problemas’, o ‘yo no tengo nada que ver con los niños de la calle’.

“Yo digo que sí tenemos mucho que ver; si como sociedad no aportamos nuestro ‘granito de arena’ se van a dar cuenta que sí tuvieron que ver cuando maten a su hijo, secuestren a su tío, cuando le vacíen su casa, ahí se van a dar cuenta que sí tenían mucho que ver”.

Cifras inexactas

Aunque no hay cifras más recientes del incremento de este fenómeno, un comunicado de la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia de la Cámara de Diputados emitido en enero de 2020, asegura que un reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), arroja que, existen 100 millones de niñas y niños abandonados en todo el mundo, de los cuales 40 millones pertenecen a América Latina. Sus edades oscilan entre los 10 y 14 años; un núcleo que está condenado a sobrevivir en el único “hogar” que tienen disponible, es decir, las calles del continente.

El mismo comunicado asegura que, las cifras podrían ser inexactas, por la metodología de movilidad de los pequeños de estarse ‘moviendo’ constantemente de un lugar a otro.

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