Luego de que ayer el presidente, Vladimir Putín, anunciara el ingreso de tropas rusas a Ucrania, como parte de una operación militar especial, las personas comenzaron a
huir de Ucrania para buscar refugio, por temor a una intensificación del conflicto.
La vía terrestre, en transporte colectivo o vehículos particulares, es la
principal forma que han usado las personas para emprender la huida, después de que el gobierno ucraniano mandara cerrar los aeropuertos.
Algunas tantas se han refugiado en lugares como las estaciones del metro subterráneo de Kharkiv, por lo que es común observar el abarrotamiento de estos espacios.
Shabia Mantoo, portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), expresó que se estima al menos que
100 mil personas han salido de sus hogares. Sin embargo, medir el movimiento poblacional se hace difícil, ya que “se produce de forma esporádica e impredecible”, dijo Mantoo.
Algunos antecedentes añejos
Las tensiones geopolíticas entre Rusia y Ucrania son muy añejas, estrechas e intensas, como señaló el investigador Pablo Telman (2016) y que data de al menos mil años, desde la creación de la Rusia Kievita en el Siglo IX.
Y es que el especialista advierte que esa tensión responde a un ir y devenir de anexiones y desanexiones territoriales, que han tenido también un impacto cultural que ha exacerbado nacionalismos entre ambos países.
Sin embargo, el investigador afirma que para entender el
antecedente inmediato de 2014, es decir la anexión de Crimea a Rusia, que ha sido uno de los conflictos geopolíticos que anteceden el conflicto actual, hay que revisitar la historia desde el Imperio Ruso, en el siglo XVIII, bajo el mando de Catalina la Grande. Desde entonces Crimea fue base naval de la fuerza marítima del imperio ruso.
Esta ocupación tuvo cambios a lo largo del tiempo, por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial, el escenario cambió porque la península pasó a manos ucranianas, por lo que siempre fue objetivo de Rusia recuperarlo. Además de que Ucrania ha sostenido, desde entonces, su interés de anexión a la OTAN.
Esto tuvo un alto
impacto a nivel político, pero también cultural para Ucrania, que además tenía una marcada división territorial exacerbada por la cercanía a Occidente o a Rusia. Además durante largos períodos se instaron campañas para “rusificar” las prácticas culturales e imponer, también, la lengua.
Movimientos migratorios
De regreso a la contemporaneidad y al conflicto actual es importante resaltar que pese a estas tensiones,
ambos países están estrechamente vinculados a través de sus movimientos migratorios.
Por ejemplo, tal como señala Telman, en 2016 había más de doce millones de personas de origen ruso en Ucrania,
“tanto desde el punto de vista cultural, como lingüístico y étnico se mantienen estrechamente vinculados con el país vecino”.
Hasta 2019 la
migración más importante en Ucrania procedía de Rusia (66.6%), Bielorrusia (5%) y Kazajistán (4.5%).
En lo que respecta a
ucranianos, conforman el tercer grupo étnico más importante de Rusia. Se asientan principalmente el Oriente, pero también en las principales ciudades como Moscú o San Petersburgo.
Después del conflicto de 2014, según datos que ha compartido la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) al menos
2 millones de ucranianos habían sido afectados por los conflictos bélicos, principalmente a las personas que viven en el territorio al frente del conflicto.
Según ACNUR, el conflicto geopolítico
ha expulsado a 1.5 millones de personas desplazadas. Alrededor de 95% de los desplazados procedían del este de Ucrania y estaban concentrados en Donetsk y Kharkiv, así como en Kíev y otras ciudades.
Este mismo organismo señala que hasta
2020, habían 87 mil 832 refugiados y solicitantes de asilo ucranianos alrededor del mundo. Además el principal destino de las personas que buscaban asilo fue Rusia.
Marta Szczepanik y Ewelina Tylec (2016), en su artículo sobre la situación de ucranianos que solicitaron asilo en Polonia, señalan que un número mucho menor solicitó protección internacional en la Unión Europea.
Y es que con respecto a Europa, por ejemplo, respondió de forma
desinteresada para brindar asilo a los ucranianos, ya que se creía que al provenir de una parte específica de aquel territorio, y con miras a un conflicto que ‘duraría poco’, creyó que se resolvería con el refugio al interior de Ucrania.
Entre los países de la Unión Europea que brindaron asilo a personas originarias de Ucrania fueron Alemania, Italia y España.
Con la reactivación del conflicto actual, entre
Ucrania y Rusia, se teme que haya un aumento de refugiados y desplazados, por lo que autoridades internacionales han hecho el llamado de un cese al conflicto, pero también, han solicitado atención por parte de los países vecinos.
El alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, pidió a países vecinos “que mantengan las fronteras abiertas para quienes buscan seguridad y protección. Estamos listos para apoyar los esfuerzos de todos para responder a cualquier situación de desplazamiento forzado”.
UNICEF también se ha pronunciado al respecto y aseguró que “decenas de miles de familias podrían verse obligadas a desplazarse, escalando drásticamente las necesidades humanitarias”. Dijo que 7.5 millones de niños están en riesgo ante dicho contexto.
Países de Europa del Este como
Polonia, Moldavia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía han comenzando a recibir ciudadanos ucranianos.