Reportajes especiales

“Urge el apoyo emocional a estudiantes, pero quién nos atenderá a los docentes”

“Tuvimos una primera semana de capacitación. Este 2021 se llamó: ‘Reflexiones, estrategias y compromisos para el regreso a clases’. Se llevó a cabo del 16 al 20 de agosto. Aunque más bien es un taller autodidacta, tratamos aspectos pedagógicos que se habrían de abordar durante el ciclo escolar 2021-2022; también se tomó en cuenta la parte afectiva. El objetivo de esta semana es generar acuerdos entre los colegas dentro de las escuelas. Así lo señala la Secretaría de Educación Pública (SEP)”, explica Johana López, docente de primaria de 2º grado en una escuela pública de la alcaldía Iztapalapa, en Ciudad de México. Y así llegó el esperado 30 de agosto, inicio del ciclo escolar.

Para este arranque, la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) dio a conocer una serie de acciones clave para el regreso a clases de niñas, niños y adolescentes.

Pero nosotros tuvimos que ir preparando la vuelta a clases presencial desde tiempo antes. Pero nadie nos había indicado, hasta ese momento, cómo sería la dinámica; si presencial, virtual o híbrido. Mi directora fue quien determinó: la mitad de los alumnos de cada grupo asistiría un día y la otra parte al siguiente. El horario sería con reducción horaria, de 8:00-14:30 horas que era, ahora se trabajaría de 9:00-12:30. Tener cubrebocas, evitar actividades en conjunto, omitir el receso y eliminar las labores en equipo, fueron fundamentales. En esas condiciones era imposible tener a los niños tanto tiempo. Por eso la reducción de horarios”, explicó López.

 

Un regreso sin dirección

La profesora Johana López, con 12 años de experiencia docente, asegura que los protocolos a aplicar serían los planteados en el ciclo escolar pasado, en función de lo establecido para el regreso en junio.

La ‘Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas’, emitida por la SEP, llegó hasta finalizados los talleres. Para ese momento, ya teníamos la planeación para arrancar. Ya el lunes 23, la directora nos habló del documento. Éste plantea estrategias para la vuelta segura a las aulas, donde se deja claro que el regreso puede ser escalonado, con base en la primera letra del apellido del alumno”, aclaró la maestra.

Tal y como lo hizo público la SEP, la vuelta a las aulas no sería obligatoria. Así, la asistencia de los alumnos sería voluntaria, dejando a consideración de cada familia lo mejor para sus hijos e hijas.

Según dio a conocer la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, si bien el regreso a clases presenciales era voluntario, tanto las niñas como los niños, adolescentes y jóvenes deberían ser inscritos en el grado o nivel que les correspondía. Esto, para evitar ser considerados como casos de abandono o deserción escolar.

En el caso de mi escuela, se tomó la decisión de hacer caso al regreso escalonado. Porque no existe en el plantel la infraestructura como: ventilación, sana distancia, ni espacios suficientes para todos los alumnos. Pero todo se volcó confuso con un decreto de la SEP que publicó el 20 de agosto en el Diario Oficial de la Federación, donde señala que el regreso sería ‘responsable y ordenado a clases presenciales. La palabra ‘escalonado’ ya no se leía”, recordó la maestra Johana.

Por su parte, la ‘Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas’ establecía que los alumnos que no asistieran a las escuelas tendrían que continuar con la educación a distancia desde sus hogares, puesto que en determinado momento serían evaluados con la finalidad de comprobar su aprendizaje. Y los alumnos que pasaran por esta situación deberían escribir una carta sobre los motivos por los que no regresarán a las aulas de forma presencial.

De esta manera, la SEP dio a conocer que la reapertura de las escuelas implicaba la implementación de políticas, procedimientos, recursos humanos y materiales que garantizaran el derecho a la educación de niñas, niños y adolescentes, así como la recuperación de quienes no habían podido continuar con sus estudios. No obstante, el 30 de agosto, al menos para la escuela de la profesora López, el objetivo no se cumplió:

“El primer día asistió un niño por grupo, mientras la capacidad era para 310 alumnos; también eran ésos los inscritos. Durante esta primera semana se puede calcular que han asistido unos seis por grupo; 78 por día. Sí han ido incrementando la presencia, pero porque no ven que haya enseñanza virtual, no tanto por empatía con volver a pisar los salones”, contó la docente.

 

Responsabilidad compartida

La SEP publicó un documento llamado ‘Aprende en casa: Recursos para el aprendizaje en la modalidad mixta’, donde se menciona que la programación de ‘Aprende en Casa’ para el ciclo 2021-2022 prácticamente será la misma que para el ciclo 2020-2021, por la vigencia que prevalece de los planes y programas de estudio.

“Al menos en la experiencia del ciclo escolar 2020-2021, notamos cómo docentes que a veces se introducían temas que no coincidían con los temarios oficiales, además de algunos contextos no tan adecuados para los niños. Por ello, considero que lo más apto sería un trabajo virtual en el que el maestro se conecte con los niños, que fue lo que hicimos el ciclo escolar pasado. El tema del acceso a internet y a dispositivos electrónicos, al menos en mi escuela, cuadraban los horarios para que, si familias tenían más de dos hijos y un solo dispositivo, no les coincidieran las clases. Incluso a veces les llamábamos por teléfono. Pero todo tiene que ver la manera también en la que los papás impulsen el aprendizaje por esos medios”, relata Angélica Alférez, docente de primaria en 3er grado.

Hay anécdotas que motivan y muestran que la enseñanza virtual funciona. Tuve el caso de una niña, que evidentemente era de escasos recursos. Se conectaba y su teléfono dejaba observarla apenas, se veía borroso, pero ella siempre estaba ahí: con su uniforme, siguiendo sus clases. Eso demostró que, cuando los padres apoyan, sí pueden. Del otro lado están los casos de padres que no contestan a las llamadas de asesorías o ni si quiera se interesan por los niños: no los impulsan a seguir las clases virtuales. Pero, normalmente, son aquellas madres o padres que tienen todo actualizado en sus redes sociales: ‘historias’, ‘estados’; todo el tiempo están publicando. Se quejan de no tener internet o dispositivos, pero demuestran en su vida social lo contrario”, expresa la profesora Alférez, quien lleva 17 años como docente.

 

Condiciones sanitarias e infraestructura

Con una especie de suerte echada a volar, donde los contextos irán marcando pautas para actuar, y a la espera de la aprobación por parte de la SEP de una clase en línea, pero con el condicionamiento a que sea desde el centro de trabajo, la profesora Johana se muestra angustiada por el futuro educativo de los niños que no se encuentran aún dentro de las aulas. Y aunque el requerimiento a los profesores podría ser estar en su escuela impartiendo clases, “no hay una vista clara. En mi escuela, al menos no hay internet, durante la pandemia se robaron las computadoras y hasta los cables de luz. Apenas reestablecieron la energía eléctrica”, rememora López.

El caso de la maestra Angélica tiene una directriz similar:

Los padres de familia metieron un escrito a la Dirección General de Servicios Educativos Iztapalapa para solicitar que se den clases exclusivamente en línea. Pero la supervisora de zona sólo señala en que lo aceptaría, siempre y cuando, los profesores gestionen sus clases virtuales fuera del aula y de horario escolar”.

El caso de la profesora Alférez es similar al de Johana: “mi escuela no tiene internet y las computadoras se las robaron”, remata la docente.

Reglas a trazar

Tal y como ha sucedido en todo el mundo, México se enfrenta a una realidad totalmente distante a la que tenía aquel marzo de 2020, cuando colegios y universidades públicas mandaron a sus casas a los 33 millones de alumnos que había; puestos en esa situación, por el inicio de la pandemia de COVID-19.

Actualmente los retos son distintos; lo afectivo se ha tenido que poner en prioridad sobre el mismo aprendizaje:

La ‘Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas’ deja claro que es primordial trabajar la parte socioemocional con los alumnos, y también en los docentes. La pregunta es: nosotros no estamos capacitados al 100% para atender a los alumnos en esos términos. Necesitaríamos psicólogos que nos apoyen a satisfacer las necesidades de los niños, pero hay un punto aún más importante: ¿quién apoyará a esos docentes que han tenido pérdidas, han estado enfermos, tienen secuelas, presentan cuadros de depresión, estrés o angustia? Los estragos de la pandemia, en este caso para los maestros, es un tema tan urgente como la atención a los niños”, puntualizó la maestra Johana.

 

Lineamientos a tener en cuenta

  1. Determinar filtros de salud en casa, en la entrada de la escuela y en el salón de clases.
  2. Lavarse las manos con agua y con jabón, haciendo uso del gel antibacterial.
  3. Uso de cubrebocas de manera correcta, cubriendo la nariz y boca.
  4. Respetar la sana distancia.
  5. Usar más los espacios abiertos.
  6. Suspender todo tipo de actividades escolares que concentren a toda la comunidad.
  7. Avisar inmediatamente a las autoridades competentes en caso un alumno presente síntomas relacionados al COVID-19.
  8. Todos los docentes deberán promover el apoyo emocional a través del curso online de la SEP-Salud Retorno Seguro, disponible en la página climss.imss.gob.mx
  9. Las recomendaciones para el regreso a clases presenciales se tendrán que conocer por medio de la ‘Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas’, la cual brindará las Secretarías de Salud y Educación Pública.

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