Milfort salió de Haití hace cinco años por la
crisis política que azotó al país caribeño. Decidió migrar a Brasil porque durante ese tiempo habría una gran inyección de capital por los Juegos Olímpicos y eventos geopolíticos que pintaban un “sueño brasileño” para los isleños.
Sin embargo, los
cambios de gobierno y las crisis económicas que enfrentaron los países latinoamericanos obligaron a muchos haitianos a buscar mejores opciones en el hemisferio norte del continente. Así fue como Milfort decidió salir en camión para tratar de llegar a Ciudad de México.
Él viajó solo y tiene 25 años,
llegó a la capital después de dos meses de rodar sobre camiones y países rumbo al norte.
Al entrar a México en los primeros días de septiembre se enfrentó con un muro militar y de autoridades de migración que les impedían el paso. Se presentó en a la Estación Migratoria Siglo XXI en Tapachula, Chiapas. Ahí consiguió un
documento de salida donde le permitían transitar por México durante 30 días con la condición de salir por la frontera sur del país.
Ese documento lo guardó y de nuevo subió a los camiones que tardaron casi 48 horas para llegar a la ‘gran Tenochtitlán’. Sin embargo, no fue una ruta fácil. Los
retenes migratorios lo bajaban y le revisaban el documento que le permitía estar en territorio mexicano, en algunos casos su transporte lo dejaba y tuvo que caminar a los pueblos más cercanos para volver a pagar su boleto de viaje.
Llegamos el 13 de septiembre aquí (Ciudad de México) pero no nos dicen nada de nada. Nos dijeron que nos iban a llamar pero nadie nos habla, en este lugar (la Comisión Mexicana de Ayuda Refugiados, la Comar) sólo deja pasar a la gente blanca, a ninguno de los que llegamos de Haití nos llaman. Todos los días tenemos que llegar desde las siete de la mañana y nos vamos hasta la noche pero no le hablan a ninguno de nosotros”, relató Milfort.
Algunos de los haitianos entrevistados por
Once Noticias denunciaron, en un español mezclado con portugués y francés, que dentro de la Comar han sufrido de tratos denigrantes que alejan a los migrantes de sus trámites.
“Nosotros también tenemos sangre, somos personas igual que los blancos y no porque no tengamos dinero o tengamos la piel de otro color nos pueden tratar mal”.
“Lo que
nos urge es que nos den nuestros papeles porque sin ellos no podemos trabajar, no podemos arrendar,
no podemos hacer nada y todos los días
tenemos que pagar hotel que nos cuesta 250 pesos por persona, pero eso no va a durar mucho porque todo es muy caro aquí, la comida, el agua, todo cuesta mucho dinero”,
explicó Milfort.
Los 20 días que Milfort ha pasado en la República Mexicana le han dejado sin dinero y en un par de noches tuvo que dormir en la calle porque no lograba a completar el costo del hotel.
La exigencia de
espacios que puedan atender a migrantes se ha vuelto una de las prioridades para los haitianos, quienes tendrán que pasar más de un año para llegar a una resolución de su caso.
Dentro de los estatutos para ser solicitante de refugio
no existe ninguno que proteja a las víctimas de desastres naturales, eso coloca a la comunidad haitiana en incertidumbre de saber que no están perdiendo el tiempo a la espera de una visa humanitaria.
El reclamo de los haitianos y de las organizaciones civiles es que no existe un lugar donde puedan acoger a los solicitantes, los
albergues están saturados, las iglesias solidarias también y por eso exigen un techo donde puedan ser acogidos en lo que terminan sus largos trámites.
Milfort permaneció
sentado en la banqueta viendo cómo entraban venezolanos y españoles a las oficinas de Comar. La lluvia comenzó a caer de a poco y solo buscó un techo donde pudiera permanecer secó las siguientes horas de espera.
Ahora viene otro problema porque sin documentos no podemos trabajar y eso nos dejará en la calle. Quieren ver las calles de la ciudad llenas de haitianos. Tendrían que saber que podríamos ayudar en el trabajo de México y aportar mucho a este país, pero ellos (señala el edificio de la Comar) nos quieren dejar sin nada y en la calle”, expresó Milfort.