Reportajes especiales

Vacunas contra COVID-19 ¿deben ser un bien público mundial?

Las patentes, que son derechos exclusivos sobre determinada invención, han sido fundamentales en la industria farmacéutica; sin embargo, ¿ante una emergencia como la que vivimos por la pandemia de COVID-19 las patentes de vacunas deben abrirse y ser un bien público mundial?

 

Las opiniones son diversas, porque mientras unos especialistas dicen que la patente es el origen de la competencia y con ello obtienen recursos para continuar con investigaciones, la mayoría muy costosas, otros afirman que ante una pandemia como la actual simplemente debe abrirse la industria farmacéutica y compartir el conocimiento, es decir, sus patentes.

 

Organizaciones como el Comité Internacional de Bioética (CIB) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) y la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología (Comest por sus siglas en inglés) han pedido que las patentes se vuelvan un bien público mundial para que las farmacéuticas puedan preparar las vacunas de manera más rápida y con ello combatir la pandemia en el menor tiempo posible.

 

Incluso, varios países, entre ellos México y Estados Unidos, se han pronunciado a favor de que exista una colaboración científica internacional y se suspendan las patentes, por lo menos en un tiempo determinado.

 

Al respecto, la UNESCO argumentó que los Estados miembros se mostraron dispuestos a la ciencia abierta tras el brote del coronavirus. Ejemplificó que los científicos chinos secuenciaron el genoma del nuevo coronavirus el 11 de enero de 2020 y lo publicaron en línea, lo que permitió a los científicos alemanes desarrollar una prueba de detección, que luego fue compartida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con los gobiernos de todo el mundo. 

 

Incluso, la propia UNESCO trabaja en la reunión en noviembre próximo, que conducirá a una Recomendación Mundial sobre Ciencia Abierta que será adoptada por los 193 Estados Miembros de la UNESCO durante su Conferencia General.

 

Esta Recomendación pretende ser un motor para el acceso mundial compartido a los datos, las publicaciones, las patentes, los programas informáticos, los recursos educativos y las innovaciones tecnológicas, y para volver a implicar a toda la sociedad en la ciencia”, advirtió la UNESCO.

 

Mariana González socia de BC&B, firma especializada en derechos y propiedad intelectual (PI), explicó que diversas organizaciones especializadas en PI, así como otras incluyendo al Banco Mundial, no apoyan la exención, dado que podría tener un impacto negativo en la innovación médica, y obstaculizar la innovación en el sector farmacéutico, y eventualmente afectando el derecho del acceso a la salud.

 

Las patentes dan la ‘receta’, pero para poder realizarlas hace falta contar con habilidades y pericias especializadas. Además, llegar al punto de tener una vacuna en mano es también un enorme esfuerzo económico y comercial. La producción de vacunas debe cumplir con requisitos estrictos de control y garantía de calidad, así como de supervisión regulatoria”, señaló Mariana González socia de BC&B. 

 

Aseguró que no existe evidencia de que las patentes sean un obstáculo en el acceso a tecnologías o medicamentos.

 

González agregó que la exención a los derechos de Propiedad Intelectual no es la solución y comentó que es necesario que las autoridades pertinentes “encuentren una solución que privilegie el derecho a la salud y además salvaguardando el sistema de patentes que ha demostrado su eficacia para fomentar la innovación y permitir al mundo alcanzar una etapa de desarrollo tecnológico flexible, que pueda proteger la salud pública y proporcionar acceso a los medicamentos para todos”.

 

Sin embargo, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que son pocos los países, los más ricos, quienes han tenido mayor acceso a las vacunas contra la COVID-19, por lo que será necesario democratizar el acceso para poder acabar con la pandemia.

 

No terminaremos con la pandemia en ningún lugar si no acabamos con ella en todas partes. En última instancia, la equidad en las vacunas no es sólo lo correcto, sino la mejor manera de controlar la pandemia, restablecer la confianza y reiniciar la economía mundial.

 

“Por ello, acojo con satisfacción la declaración de las comisiones de ética de la UNESCO sobre la equidad y la solidaridad en materia de vacunas. Es muy oportuna. Juntos, podemos acabar con la pandemia”, dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

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