Ícono del sitio Once Noticias

Violencia laboral pese a pandemia sigue pendiente por resolver en México

La pandemia ha puesto de manifiesto la enorme vulnerabilidad de la vida laboral de las personas. Pese a que muchas personas empleadas y persona empleadoras se enfrentaron a las nuevas formas de adaptarse a trabajar desde casa, la violencia laboral y el acoso han encontrado diversas formas de manifestarse.

Este año entró en vigor el primer Tratado sobre violencia y acoso en el mundo laboral, conocido como el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Hasta ahora sólo 6 países lo han ratificado: Argentina, Ecuador, Fiji, Namibia, Somalia y Uruguay.

Este Convenio reconoce el derecho de cualquier persona a trabajar libre de violencia y acoso.

Según lo estipula su artículo primero la violencia y el acoso se definen como “el conjunto de comportamientos y prácticas inaceptables, o de amenazas, ya sea que se manifiesten una sola vez o de manera repetida, que tengan por objeto o causen un daño físico, psicológico, sexual o económico”. También se conoce como ‘Mobbing’, en inglés.

Además incluye la violencia y el acoso por razón de género que la define como “aquellos actos o comportamientos que van dirigidos contra las personas por razón de su sexo o género y que afectan de manera desproporcionada a las personas de un sexo o género determinado, e incluye el acoso sexual”.

Además la OIT tiene la Recomendación 206 que, junto al Convenio 190, prevén un marco común de acción para atender las violencias y el acoso, por ejemplo otorgar recursos para reparar y asistir por daños resultantes a las víctimas.

Este último convenio está firmado por países como Chile, Colombia, Cuba, Guatemala, Trinidad y Tobago y Uruguay, entre otros.  

México no ha firmado dichos Convenios, aunque se han aprobado algunas reformas que buscan atender las violencias laborales. En mayo de 2020, se incorporó a la Ley Federal del Trabajo una legislación “para prevenir la discriminación por razones de género y atención de casos de violencia y acoso u hostigamiento sexual, así como erradicar el trabajo forzoso e infantil”.

También entró en vigor la Norma Oficial Mexicana 035 que es una herramienta que obliga a todos los centros de trabajo del país a tener protocolos para atender “factores de riesgo psicosocial”.

 

Violencias diferenciadas

Según lo expuesto por la OIT la violencia laboral se expresa en todas aquellas manifestaciones que atenten contra la persona y su entorno laboral. Especialistas como Yolanda Velázquez y Dolores Díaz, en su investigación sobre “Violencia y desigualdad laboral en México: revisión teórica desde una perspectiva de género”, afirman que la violencia en el trabajo se expresa en dos formas:

  1. En actos agresivos que incluyen maltrato físico o verbal, hostigamiento y acoso sexual.
  2. En actos de discriminación y desigualdad laboral que se expresan en restricción al acceso de prestaciones básicas o baja retribución económica.

Sus consecuencias suelen tener impactos negativos en las personas y también en el desempeño laboral.

Las violencias laborales se expresan de forma diferenciadas, es decir, todas las personas pueden sufrirlas, sin embargo, existen grupos que suelen estar más expuestos, por ejemplo, las mujeres suelen ser víctimas de hostigamiento y acoso sexual; además son la población más desfavorecida respecto a la brecha salarial.  

En el caso de las mujeres, la violencia laboral se expresa mayoritariamente en cifras que resulta preocupante: dos de cada tres mujeres renuncian a su trabajo debido al acoso.

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), durante el primer trimestre de 2021, 566 mil 153 personas abandonaron su empleo; de estas, 26 mil 380 personas  dejaron su trabajo por motivos de acoso o discriminación y de esa cifra, el 64% son mujeres y 36% son hombres.

Por otro lado, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares de 2016 (ENDIREH), señala en sus datos que de 33 millones 066 mil 522 de mujeres que han trabajado a lo largo de su vida,  5 millones 463 mil 521 de mujeres dijeron haber sido víctimas de violencia en sus empleos: más de 3 millones reportaron violencia emocional; más de 536 mil reportaron violencia física y supera los 3 millones que fueron víctimas de violencia sexual (una de las violencias más preocupantes es el hostigamiento y acoso sexual).

Las especialistas Velázquez y Díaz afirman en su estudio que las mujeres que trabajan en maquiladoras, sufren mayores riesgos de discriminación por embarazo, seguidas por empleadas de oficinas de Gobierno.

También son susceptibles las personas jóvenes que se encuentran en puestos de subordinación, aunque las violencias responden a las relaciones de poder que se ejercen desde la verticalidad (desde un superior) o desde la horizontalidad (entre grupos de compañeros y compañeras que tienen la misma jerarquía ocupacional).

La pandemia no ha aminorado las violencias sino que se han adaptado al contexto.

Según Liliana E. Bucci y Aníbal I. Faccendini, en su texto sobre “Mobbing en la pandemia”, publicado en el Observatorio Social del Coronavirus, la emergencia sanitaria ha tenido efectos negativos en el tema laboral. A la incertidumbre del contexto se le suma, la inseguridad económica y de la salud.

Los especialistas advirtieron que la violencia laboral se caracteriza de manera salvaje en el contexto porque las personas empleadas serán descartadas y puestas a competencia entre pares y a relaciones deshumanizantes:

Por ejemplo, la reducción del salario, no obstante que en el recibo de sueldo figurará que cobra un monto superior a lo que en realidad percibe. O hacer trabajar horas que nunca serán abonadas. Peor que la esclavitud. La violencia del mercado laboral cosificará aún más al empleado/a en una alienación absoluta. Y también lo que es grave, es que el miedo o el terror a la miseria de la desocupación harán que las/los trabajadores repliquen la violencia percibida entre compañeros”, afirman en su artículo.

Ante este panorama desolador, el Convenio 190 de la OIT exhorta a erradicar del mundo laboral de la violencia y el acoso en todas sus formas, lo que se considera un avance para el tema e insta a que se sumen otros países. México aún queda pendiente de su ratificación y su puesta en acción.

Salir de la versión móvil