El Gobierno mexicano debe de responsabilizarse de los derechos de trabajadoras del hogar, afirmó Daniela Acosta, presidenta de la asociación civil, Por un Trabajo Doméstico y de Servicio Digno.
En entrevista con Once Noticias, Acosta sentenció que 85% de las más de dos millones de empleadas del hogar permanecen sin prestaciones, debido a que empleadores no desean incorporarlas al sistema del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Las empleadoras, la mayoría, son mujeres que no ganan más de tres salarios mínimos y no pueden pagar el tema de seguridad social”, señaló.
Daniela Acosta resaltó que el programa piloto para dotar a las trabajadoras del hogar de prestaciones en el IMSS, tiene que ser rediseñado para obtener beneficios, tanto para las empleadoras como para las mismas trabajadoras.
“Yo creo que aquí tiene que haber mucha voluntad de los políticos y cambiar el rumbo de este programa piloto, para que sea accesible para ambas partes, porque 85% de las que emplean lo hacen por necesidad real”, expresó
Si bien existe un porcentaje de empresarios que dan de alta a las trabajadoras del hogar por medio de sus empresas, externó, esto no ocurre con las personas que requieren de los servicios para cumplir con sus jornadas laborales.
Daniela Acosta resaltó que este tema se ha politizado y esto ha provocado indiferencia por parte de los legisladores.
Indicó que no existan leyes adecuadas sobre este tema, ya que se podrían otorgar incentivos fiscales.
“En España todas, todas las trabajadoras del hogar tienen seguridad social y eso ni lo paga la trabajadora, ni el empleador, lo paga el Gobierno y lo paga desde los impuestos, toman el presupuesto del impuesto al tabaco. ¿Por qué el Gobierno mexicano no toma dinero del impuesto al refresco o al cigarro?”, cuestionó.
A este llamado por mejorar las prestaciones laborales para las personas trabajadoras del hogar se sumó la Comisión de Derechos Humanos de Ciudad de México (CDHCM) al considerar como algo urgente la transformación del paradigma del trabajo doméstico.
Que se vea materializadas las condiciones dignas para los y las trabajadoras de este rubro; seguridad social, protección jurídica y condiciones de trabajo dignas, son algunos de los elementos fundamentales que no pueden dejarse de lado en el objetivo de reconocer al trabajo doméstico.
La iniciativa
Acosta detalló que en el tintero se quedó una iniciativa legal con la que intentó dotar de servicios sociales, tanto a las empleadoras como a las trabajadoras del hogar.
La propuesta -de la que Once Noticias tiene copia- resalta que el trabajo realizado en los hogares, sea remunerado o no, es la piedra angular del sistema económico moderno, pues es gracias a ese trabajo que el sistema funciona y se reproduce.
Agrega que desde la antigüedad, el trabajo doméstico ha carecido de cualquier reconocimiento como un trabajo importante para la sociedad y quienes lo realizan han sido relegados a la más ínfima categoría social y menospreciados en todos los sentidos, pues ni siquiera se reconoce a esta actividad multifacética como un trabajo.
Además de que el trabajo doméstico realizado en los hogares, siempre ha sido considerado una ocupación marginal que no tiene incidencia en la economía, por lo que no se le ha reconocido valor económico alguno, sea un trabajo remunerado o no remunerado.
Del mismo modo señala que la reciente reforma a la ley reglamentaria del Artículo 123, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es sin duda la más importante desde 1917; sin embargo, indica que en varios aspectos la reforma deja intocadas algunas fuentes de injusticia en las relaciones laborales, pues no garantiza a quienes realizan el trabajo remunerado en los hogares el reconocimiento a sus derechos mínimos y por ello las sigue marginando de los alcances de la Ley.
Asimismo, las personas trabajadoras del hogar contarán con las mismas prestaciones que los demás trabajadores conforme a las disposiciones de la Ley con ello se deberá inscribir a la parte trabajadora al IMSS.
Además, la propuesta señala que queda prohibido todo tipo de discriminación, durante la relación laboral y en el establecimiento de las condiciones laborales, así como, cualquier trato que vulnere la dignidad de los trabajadores del hogar y resalta la prohibición acosar sexualmente a cualquier trabajador o trabajadora del hogar o realizar actos inmorales en los lugares de trabajo.
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Como lo muestran los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del cuarto trimestre de 2021, de 58.8 millones de personas, de 15 y más años, de la Población Económicamente Activa (PEA), más de dos millones (4%) realizaron trabajo doméstico remunerado; de ellas, 88% eran mujeres y 12% hombres.
La ocupación que predomina es la realización de quehaceres de limpieza y otras actividades complementarias con 86%; le siguen, el cuidado de niñas, niños y adolescentes, personas con alguna discapacidad y personas mayores, lo que equivale a 11%; lavar y planchar ropa con 2%; y, las ocupaciones relacionadas con cocinar, cuidar jardín, vigilar o cuidar accesos a propiedades equivalen a 1%, todas ellas, en casas particulares.
En el caso de Ciudad de México, hay un total de 369 mil 310 personas que se dedican al trabajo doméstico remunerado, de las cuales solo 32 mil 143 son hombres y 337 mil 167 son mujeres.
Además, es la entidad donde hay más personas trabajadoras domésticas, la mayoría residen en el Estado de México, pero se trasladan a la Ciudad. El promedio de edad de las trabajadoras domésticas es de 35 años; y sus remuneraciones van de los 400 a los 600 pesos por día, según el tabulador del Centro de Apoyo y Capacitación para las Empleadas del Hogar (CACEH).