
El maíz, las legumbres, verduras y proteínas eran la alimentación del México prehispánico que garantizaban los nutrientes necesarios.
Con los años la alimentación cambió, los efectos de la globalización modificaron la ingesta de las y los mexicanos y, con ello, la incidencia de enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión.
De 1997 a 2020, se registró un incremento de 78 por ciento de obesidad en hombres adultos. En general, cuatro de cada 10 tienen esta condición.
En el 2020, el 37 por ciento de niños y niñas en edad escolar registraron sobrepeso y obesidad, mientras que 40 por ciento de adolescencias también registraron esta condición.

¿Cómo llegamos a esto?
En 2010, por presión de la sociedad civil, la industria de alimentos ultra procesados y refresqueras se vieron obligadas a presentar los datos nutrimentales; sin embargo, solo fue una tabla confusa en la parte frontal de los empaques de productos comestibles y bebidas azucaradas, por ejemplo: pastelitos, sopas instantáneas, cereales o yogurts.
“Hubo un contubernio en esa administración de Enrique Peña Nieto muy fuerte entre Cofepris y esta refresquera”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
Esa tabla desapareció en 2020, dio paso al primer etiquetado frontal para brindar una información más rápida y sencilla sobre los excesos de calorías y azucares de productos ultra procesados.
Desde entonces, el etiquetado ha enfrentado un embate por empresas, pero los resultados científicos demuestran que han funcionado en beneficio de la salud de la población mexicana.
“Pensábamos que el resultado iba a tomar muchos años, pero afortunadamente lo que hemos visto es que en poco tiempo las familias mexicanas han cambiado mucho sus elecciones gracias al etiquetado. Ya se está viendo además en los resultados a nivel poblacional. Hemos visto que los niveles de triglicéridos se han reducido en el país, que el síndrome metabólico, que es una condición de enfermedades crónicas asociadas con diabetes, con enfermedad cardiovascular, también se ha reducido en el país”, explicó Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública.
Efectos del etiquetado
Para medir los efectos del etiquetado, el Instituto Nacional de Salud Pública analizó la información nutricional de mil productos de mayor consumo en México.
Se observó una reducción de 63 por ciento en la compra de productos con exceso de sodio, como pan y cereales; disminuyó 26 por ciento la adquisición de snacks como pastelitos y frituras con exceso de grasas saturadas y bajó el consumo en un 29 por ciento de helados y postres que contienen edulcorantes.
“Ha habido una reformulación masiva en el país gracias a las reducciones de consumo y a la reformulación y pues eso es un éxito”, dijo Barquera.

Actualmente, en México rige la fase dos del etiquetado, mientras que la fase tres incluirá una nueva medición de calorías, grasas y azúcares de alimentos y bebidas no alcohólicas. Esta última entrará en vigor en 2028, pese a que se tenía contemplada para el próximo año.
“Sí, fue un acuerdo, un acuerdo también para darle tiempo a la industria. Podría haber sido sin fases, pero bueno, se permitió una fase primera, una fase segunda y viene una fase tercera que la han pospuesto hasta el 2028”, reveló Alejandro Calvillo.
La organización El Poder del Consumidor pidió a las autoridades seguir tomando las decisiones con base en evidencia científica.
Impacto del consumo de azúcar
Este dos de septiembre, David Kershenobich, titular de la Secretaría de Salud (SSa), presentó datos sobre el impacto del azúcar en las personas.
“El azúcar altera el cerebro, activa una serie de químicos en el cerebro que tienen que ver con el placer. Su efecto, cuando uno hace estudios de un PET de cráneo -un estudio con material marcado-, tiene un efecto similar al de drogas, como el cigarro o el alcohol, que incitan al consumo repetido. Es muy importante tratar de controlar y seguir insistiendo en que los niños y los adolescentes no deben de estar tan expuestos al consumo de bebidas azucaradas”, dijo el secretario.

Ante este escenario, el programa “Vida saludable”, que el Gobierno de México mantiene en las escuelas del país, ha dejado fuera la venta de refrescos, frituras, dulces y chocolates entre otros productos.
“Se tiene que bajar su consumo, por eso el Gobierno de México y la presidenta, pues fue tan clara en que en las escuelas debíamos de proteger a los niños de que no tuvieran acceso a estos productos malsanos y bueno, pues tenemos que seguir en esa dinámica”, dijo Simón Barquera.