Las mujeres vacunadas contra COVID-19 han experimentado un ligero retraso en su período menstrual de casi un día, en comparación con las que no estaban vacunadas, publicó un estudio financiado por el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, el número de días de sangrado no se vio afectado, según la investigación en casi 4 mil personas y publicada en “Obstetrics & Gynecology”. La autora principal, Alison Edelman, de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, dijo que los efectos son pequeños y se espera que sean temporales, un hallazgo “muy tranquilizador” y convalidado por quienes experimentaron cambios. El estudio también puede ayudar a contrarrestar la información errónea contra las vacunas en relación con el período menstrual, que circula ampliamente en redes sociales. El ligero aumento en la duración del ciclo menstrual no es clínicamente significativo. Cualquier cambio de menos de ocho días está clasificado como normal por la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia. Los ciclos menstruales generalmente duran alrededor de 28 días, pero la cantidad exacta varía de una mujer a otra, así como durante la vida de una persona. También puede cambiar durante momentos de estrés. Para su estudio, los científicos analizaron datos anónimos de una aplicación de seguimiento de la fertilidad, entre mujeres de entre 18 y 45 años que no usaban anticonceptivos hormonales. Se vacunaron unas 2 mil 400 participantes, la mayoría con Pfizer (55%), seguidas por Moderna (35%) y Johnson & Johnson (7%). También se incluyeron como comparación unas mil 500 mujeres no vacunadas. Entre el grupo vacunado, se recopilaron datos de tres ciclos menstruales consecutivos antes de la vacunación y de tres ciclos consecutivos más, incluido el ciclo o ciclos en los que tuvo lugar la vacunación. Para las mujeres no vacunadas, los datos se recopilaron durante seis ciclos consecutivos. En promedio, la primera dosis de vacuna se asoció con un aumento de 0.64 días en la duración del ciclo menstrual y la segunda dosis con un aumento de 0.79 días, al comparar el grupo vacunado con el no vacunado. La respuesta del sistema inmunológico a la vacuna podría estar detrás del cambio.
Sabemos que el sistema inmunológico y el sistema reproductivo están interrelacionados”, explicó Edelman.Un sistema inmunológico acelerado podría tener un impacto en el eje hipotalámico-pituitario-ovárico, lo que Edelman llama una “autopista donde el cerebro habla con los ovarios, con su útero” o simplemente el “reloj biológico”. Específicamente, la producción de proteínas inflamatorias llamadas citocinas, parece alterar la forma en que este eje regula la sincronización de los ciclos menstruales.