Un grupo de académicos de Estados Unidos ha publicado un estudio en la revista Science Translational Medicine sobre una nueva plataforma de vacunación intranasal que puede transportar proteínas inmunizantes a través de la superficie de las mucosas y crear anticuerpos para el VIH y el SARS-CoV-2.
Generalmente, las vacunas se inyectan en el músculo, pero el virus como el de la inmunodeficiencia humana, que ataca el sistema inmunitario, o el del COVID-19, afectan a los organismos a través de las membranas mucosas.
Estas membranas son el objetivo principal de la nueva tecnología, que ha alcanzado una reacción intensa de anticuerpos contra esos virus en experimentos con ratones y primates no humanos. El método proporciona un “enfoque prometedor” para administrar vacunas a través de la nariz y otros revestimientos de la mucosa en lugar de las inyecciones tradicionales, según el equipo investigador, encabezado por Brittany Hartwell, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés)
La esencia de la tecnología está en el uso de las proteínas amph, que consisten en proteínas virales conjugadas con una proteína de la sangre denominada albumina. Esta albumina interactúa con un receptor neonatal para transportarse a través de la superficie mucosa.
La proteína amph se puede formular basándose en la proteína Env gp120, existente en las estructuras del VIH y el SARS-Cov2 y que se encarga de unirse a las células humanas.
Después de administrar la vacuna por vía intranasal a ratones y macacos, en diversos tejidos mucosos se registraron altas concentraciones de anticuerpos protectores, como las inmunoglobulinas G y A.
Las vacunas intranasales pueden provocar respuestas de anticuerpos, los protectores del sistema inmunitario, más fuertes que las inyecciones tradicionales. Sin embargo, los estudios realizados hasta la fecha no habían obtenido resultados satisfactorios a la hora de lograr la captación de las vacunas a través de la superficie de la mucosa.
Explorando las implicaciones clínicas del estudio, el científico Francis Szoka, de la Universidad de California, indicó que estos resultados podrían ser “un buen presagio de la posibilidad de una vacuna para prevenir la infección por VIH y tienen el potencial de contribuir a la creación de una vacuna contra el SARS-CoV-2 independientemente de la variante”.