El consumo de alcohol y tabaco se asocia a aproximadamente 15 y 5% de las muertes en todo el mundo, respectivamente, y están relacionados con enfermedades crónicas como el cáncer y las cardiopatías, según esta investigación publicada en la revista científica Nature.
Aunque el entorno y la cultura pueden influir en el consumo de una persona y en la probabilidad de que se vuelva adicta a estas sustancias, la genética también es un factor que contribuye.
“Hemos identificado más de mil 900 genes que están asociados con los comportamientos de consumo de alcohol y tabaco”, comentó Dajiang Liu, profesor y vicepresidente de investigación en el Departamento de Ciencias de la Salud Pública de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos).
Asimismo, dijo que una quinta parte de las muestras utilizadas en los análisis procedían de ascendencias no europeas, lo que aumenta la relevancia de estos hallazgos para una población diversa.
El estudio
En colaboración con colegas de la Universidad de Minnesota y más de 100 instituciones, Liu y su equipo evaluaron conjuntos de datos genéticos de más de 3.4 millones de personas, de las cuales al menos 20% eran de ascendencia no europea.
Según Liu, su estudio es el mayor estudio genético sobre conductas de fumar y beber hasta la fecha, y es el más diverso ancestralmente.
Los investigadores incluyeron conjuntos de datos genéticos de personas de ascendencia africana, asiática oriental y estadounidense y evaluaron una variedad de rasgos de tabaquismo y alcohol que van desde el inicio de la bebida o el tabaquismo hasta el inicio del uso regular y la cantidad consumida.
Asimsimo, mediante técnicas de aprendizaje automático, los investigadores identificaron genes asociados a estos comportamientos.
Al comparar los datos entre muestras de distintas ascendencias, Liu y sus colegas descubrieron que había una sorprendente similitud en los genes relacionados con las conductas de consumo de alcohol y tabaco entre las distintas ascendencias y que 80% de las variantes mostraban efectos consistentes en todas las poblaciones estudiadas.
Además, señala que algunas variantes genéticas tenían efectos diferentes en las distintas ascendencias o efectos específicos en cada ascendencia, los genes relacionados con el consumo de alcohol y tabaco coincidían en gran medida en las muestras de las distintas ascendencias.
Aprendizaje automático
Así, los investigadores utilizaron el aprendizaje automático para desarrollar una puntuación de riesgo genético que pudiera identificar a las personas con riesgo de padecer determinadas conductas de consumo de alcohol y tabaco.
A pesar de la similitud de los efectos genéticos, el modelo desarrollado a partir de datos de individuos de ascendencia europea sólo podía predecir con exactitud las conductas de consumo de alcohol y tabaco en personas de ascendencia europea.
Dado que el modelo no era tan preciso a la hora de predecir el riesgo entre personas de otras ascendencias, Liu afirma que es necesario desarrollar métodos de predicción más sofisticados aumentando el tamaño de las muestras de ascendencias no europeas, lo que podría mejorar la predicción del riesgo en poblaciones humanas diversas.
“Resulta prometedor comprobar que los mismos genes se asocian a conductas adictivas según la ascendencia. Disponer de datos más sólidos y diversos nos ayudará a desarrollar herramientas de predicción de factores de riesgo que puedan aplicarse a todas las poblaciones”, resaltó.