Cada vez más, las personas consumen alimentos altos en grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcar y sal. Esta última es fuente principal de sodio, pero comerla en grandes cantidades se asocia a enfermedades, como hipertensión, mayor riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
Para evitar tales enfermedades, recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), es necesario consumir la sal en ciertas cantidades:
- Para los adultos: menos de 5 gramos (un poco menos que una cuchara de té) de sal por día.
- Para los niños: es aún más baja que la de los adultos.
La OMS apunta a que toda la sal que se consume debe ser yodada, es decir enriquecida con yodo, lo cual es esencial para un desarrollo sano del cerebro del feto y menores de edad, así como para optimizar las funciones mentales en general.
Las estrategias principales para la reducción de la sal comprenden lo siguiente:
- Políticas públicas que garanticen la producción por los fabricantes y los minoristas de alimentos más sanos.
- Colaboración con el sector privado para mejorar la accesibilidad y disponibilidad de productos hiposódicos.
- Sensibilización de los consumidores sobre el consumo de sal.
- Creación de un entorno propicio para la reducción de la sal por medio de intervenciones en el plano de la política local y la promoción de hábitos favorecedores.
- Vigilancia del consumo de sal de la población, de las fuentes de sal en la alimentación, y de los conocimientos.
En el hogar, se puede reducir el consumo de sal:
- No agregando sal durante la preparación de los alimentos.
- No poniendo saleros en la mesa.
- Limitando el consumo de tentempiés salados.
- Escogiendo productos hiposódicos.
Mantener el volumen plasmático, describe la OMS, el equilibrio acidobásico, la transmisión de los impulsos nerviosos y el funcionamiento normal de las células son algunos de los beneficios del sodio que se pueden obtener a través de la sal si se ingiere de manera moderada.
En la alimentación, menciona, la sal puede provenir de alimentos elaborados, ya sea porque son particularmente ricos en sal (como platos preparados, carnes procesadas como el tocino, el jamón y el salame, quesos, tentempiés salados, fideos instantáneos, entre otros)
También se puede añadir sal a los alimentos durante la cocción (en forma de caldo o cubitos de caldo) o bien en la mesa (salsa de soja, salsa de pescado, sal de mesa).
PREVENIMSS refuerza salud preventiva y hábitos saludables frente a enfermedades crónicas