La cultura de la donación de órganos es un reto todavía en nuestro país. Y es que persisten algunos mitos o desconocimiento sobre esta acción que permite que las personas continúen con sus proyectos de vida.
Comparado con países líderes en esta materia como Canadá, España y Estados Unidos, que realizan más de 100 trasplantes por millón de habitantes, en México esa cifra es muy baja, apenas 25 trasplantes por cada millón de habitantes.
Donar órganos para trasplantarlos implica brindar a alguien la posibilidad de continuar con su vida, como en el caso del saxofonista Edgar, originario de Guadalajara, quien recibió un trasplante de riñón.
“Tengo un poquito más de seis años de trasplantado. Vivir con esto para mí ha sido al principio un poco difícil, ahora no tanto”, aseguró.
A pesar de tener hábitos saludables, de manera sorpresiva, tuvo que acudir a urgencias por un daño renal severo. Todo empezó porque su presión arterial estaba disparada y pese a tomar el medicamento que ayuda a controlarla, su cuerpo no respondió favorablemente. Tras una serie de pruebas, el médico le dio una difícil noticia:
“El médico vio que había un daño renal severo, así ya muy grave. Fuimos con un nefrólogo, ya con un especialista, y pues la historia siguió siendo la misma: tú tienes ya una enfermedad crónica”, recordó el saxofonista.
Además, le informó que no había ningún tratamiento que le ayudará a mejorar, sólo había tres vías: la hemodiálisis, la diálisis peritoneal o la sustitución, es decir, el trasplante.
El médico determinó que necesitaba un trasplante de riñón. Edgar no contaba con seguro social, pero junto con su familia, decidieron acudir a un hospital privado. Su madre fue la donadora.
“Hicimos las pruebas, mi madre fue la primera candidata. Vamos a hacer las pruebas con ella y todo salió bien. Entonces yo fui trasplantado, se llama trasplante anticipado, que es sin llegar a la hemodiálisis o a la diálisis. Obviamente tuve mucha suerte porque hay muchas personas, quizás la mayoría, que no tienen esa oportunidad ni esa suerte de tener un donador”, lamentó el instrumentista.
En nuestro país hay dos vías para donar: el donador vivo y el cadavérico; pero la segunda opción es menos habitual, porque las personas temen a este tipo de procedimiento.
“Bueno, es fácil esperar el trasplante cadavérico, pero tienes que esperar. Yo no tenía ese tiempo para esperar un trasplante cadavérico, pero si tú tienes un donante que está sano, que está dentro de los años que te piden, ya es más fácil, ya estás dos, tres pasos adelante”, explicó Edgar.
Pero no siempre hay donadores, lo que dificulta que las personas accedan a tiempo a esa vía para salvar sus vidas, así también lo expresó el músico al medio.
“Hay personas que no tienen ni siquiera un donante, o sea, nadie dice yo te dono, si hay alguien que te dice yo te voy a donar, vamos a ver y vamos a intentarlo, pues ya seguiría otro proceso, pero eso creo que es la parte más difícil. La realidad es que hay muchas, muchas personas que no tienen esa oportunidad”, dijo.
El reto en México
Este 26 de septiembre se conmemora el Día Nacional de la Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos, momento para recordar que todavía falta derribar mitos para que la donación de órganos sea parte esencial de la cultura.
El músico Edgar recordó el caso del primer donante exitoso en Boston, Estados Unidos, en 1954.
“Yo creo que desmentir un poco por la cuestión religiosa y cultural, dejar esos tabús porque se vuelve un tabú. Lo de la donación, no le va a pasar nada al donante. Obviamente todo está 100% controlado y para mí el mejor ejemplo, es el primer donante exitoso en la historia, en Boston, que vivió hasta el 2010. O sea, ese señor le donó a su hermano el riñón, el primero, el primer trasplante exitoso, y él vivió su vida completamente normal”, sentenció.
La córnea, el riñón, el hígado, el corazón y el pulmón son los principales órganos que se trasplantan en nuestro país.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (SSa), la mayor demanda de trasplantes de riñón se concentra entre los 15 y los 45 años. En promedio, cada año, 16 mil 300 personas esperan un trasplante de riñón, sin embargo, sólo se realizan 3 mil.