Empecé a valorar la vida, ahora lo más importante es el cariño de mi familia: Alicia
Alicia superó el cáncer de mama, la enfermedad más frecuente entre las mujeres a nivel mundial.
Alicia Aguirre Zuñiga, a sus 42 años, fue detectada con cáncer de mama de grado tres. Desde ese momento, su vida no fue la misma. Actualmente tiene 58 años, y, a pesar de las complicaciones que le surgieron a causa de este padecimiento, sigue siendo una persona alegre y optimista ante cualquier complicación que se le presente. Es ama de casa y en ocasiones trabaja, le ayuda a su esposo en el negocio familiar. Es sobreviviente desde hace 12 años y cuenta su historia con mucho orgullo y valentía.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta es la enfermedad más frecuente entre las mujeres en el mundo. En 2020, se reportaron 2,2 millones de casos y ese mismo año, alrededor de 685,000 mujeres fallecieron por esta enfermedad. En México, en los últimos años han aumentado los números de forma alarmante. Según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en 2019, por cada 100 mil mujeres de 20 años o más, se reportaron 35.24 casos nuevos y la tasa de mortalidad es de 17.29 defunciones.
Es importante incrementar la atención, el apoyo en la sensibilización, y la detección precoz. En ocasiones, el inicio de los tratamientos se hace con retraso por la demora del sistema de salud o por no dar un diagnóstico efectivo.
¿Cómo se desarrolla el cáncer?
El cáncer de mama se origina cuando las células mamarias empiezan a crecer sin control y estas forman un tumor que se puede palpar y observar con una mastografía (estudio de rayos X, con el propósito de detectar anormalidades en las mamas). La American Cancer Society (ACS) aclara que es importante que la mayoría sepa que los bultos en los senos son benignos y no malignos (cancerosos). Alicia asegura que sintió un pequeño bulto: “Fue cuando me estaba bañando, alcé el brazo, me di cuenta de que el pezón se me sumía y me ardía”. Además de estas señales de alerta, están: aumento del grosor o hinchazón de una parte de la mama, irritación, enrojecimiento o descamación y dolor o secreción.
Alicia decidió acudir al doctor, le dieron un diagnóstico en el que se indicaba que no tenía nada malo, pero le seguía ardiendo y no se sentía bien. Pasaron días, la zona empezó a ponerse roja. Volvió a ir a la clínica que le corresponde del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). A pesar de los síntomas, no la atendieron en ese momento porque le dijeron que no podían realizarle una mastografía debido a su edad.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), en 2019 se recibieron 17 mil 358 inconformidades médicas, y los principales motivos fueron malos diagnósticos y tratamientos. Debido a esto, Alicia decidió acudir a un hospital particular, ahí le realizaron los estudios necesarios y le detectaron el cáncer.
Pruebas de detección
Realizar estas pruebas periódicamente es muy importante. En ocasiones los síntomas no se manifiestan, como en el caso de Alicia, que se dio cuenta y acudió al médico cuando su cáncer ya estaba avanzado. Es fundamental mencionar que, si se detecta a tiempo, se tiene un 95% de probabilidad de cura. Así que es recomendable que las mujeres mayores de 40 años se realicen mastografías anuales y otros estudios como la autoexploración, exámenes clínicos o radiografías para observar cualquier signo de alerta. “Yo no sabía que tenía que realizarme pruebas cada cierto tiempo, y en el hospital nunca me dijeron”, recuerda Alicia.
En México, la Norma Oficial Mexicana 041-SSA2-201 recomienda que la mastografía se lleve a cabo cada dos años, aunque la cobertura nacional es insuficiente y no ayuda a disminuir la mortalidad. Además, de acuerdo con la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM), solo el 31% de los casos son detectados en etapas tempranas. Como ya se ha mencionado, ésta no fue la situación de Alicia. Asegura que cuando le realizaron la mastografía, le dolió mucho. Para hacerla, se tienen que comprimir los senos durante unos segundos y suele ser molesto.
Tratamiento
Después de acudir al médico particular, fue de nuevo al IMSS. Siguió los tratamientos: quimioterapias y radiaciones. Generalmente se realiza radioterapia para frenar el avance de la enfermedad. En cuanto a medicamentos, se utiliza terapia endocrina que consiste en hormonas, la quimioterapia y a veces terapia de anticuerpos. La mayoría de estos ya están en la Lista de Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS.
El tratamiento le ocasionó que no pudiera comer, ni tomar agua. Le daban ascos. Siempre se sentía cansada. Dejó de tener su periodo y perdió su cabello. Otros síntomas, según la ACS, pueden ser: cambios en las uñas, úlceras en la boca, diarrea, daños cardíacos, aunque no ocurren regularmente.
Alicia menciona que las quimioterapias ocasionaron que se le cayera su cabello y fue lo más difícil de este proceso: “No podía verme al espejo sin sentirme triste, no me sentía bonita”. Además, le realizaron una operación para quitarle su seno (mastectomía), lo que la hizo sentir que ya no iba a servir como mujer, afirmó. El Dr. Jordi Portella dice que en la mayoría de los casos no es necesaria y se puede llevar a cabo una cirugía más conservadora, pero hay casos en los que el tamaño del tumor no favorece y es inevitable.
Cuando sucede se puede realizar una reconstrucción de seno, se colocan implantes de solución salina o de silicona. También se puede ocupar tejido autógeno (tejido de otras partes del cuerpo). Alicia declara que los doctores le ofrecieron esta opción, pero no quiso: “Ya no quería sufrir, me da miedo volver a operarme y que algo saliera mal. Mejor preferí estar así”.
Aportaciones psicológicas de la mastectomía
Culturalmente, los senos se conciben como símbolo de mujer, feminidad y capacidad reproductora. Además de que expresan erotismo, sensualidad y sexualidad. La pérdida de un seno para las mujeres significa mucho, por ello repercute en su autoimagen porque física y visualmente es una deformidad del cuerpo.
Ante esto, se producen sentimientos de pérdida, mutilación y desvalorización corporal (la ausencia de lo atractivo). “Me sentía menos mujer”, asegura Alicia. Además, con regularidad se presentan trastornos de ansiedad y depresión. Se pueden observar las siguientes conductas: aislamiento por temor al rechazo por parte de los demás, cambio en la forma de vestir, evitar mirarse al espejo y problemas sexuales.
Fuente: Gaceta Mexicana de Oncología
La vida después del cáncer
“Sentirme querida y apoyada por todos era lo que me motivaba a salir adelante”, expresa Alicia. La depresión afecta al 15%-25% de los pacientes con cáncer. Para eso existe la psicooncología, un área de la psicología enfocada en la terapia de personas con cáncer, familiares y profesionales, que tienen deteriorada su salud mental.
Después de pasar por todos estos procesos y de estar todo un año en seguimiento, le dijeron que se había curado. La tasa de sobrevivencia de 10 años para mujeres con cáncer de mama invasivo no metastásico es del 84%. Se sintió muy feliz y le dio gracias a Dios de que la había curado de la enfermedad. “Fue una sensación inexplicable”, señala Alicia.
La vida de Alicia cambió totalmente.
“En el aspecto físico, a veces me siento mal por no tener un seno. No puedo mover bien mi brazo ni realizar actividades que solía hacer debido a dolores que me dan en el cuerpo. En el aspecto afectivo, empecé a valorar más la vida, me di cuenta de que lo material no es tan importante como el cariño de mi familia porque es lo más valioso que tengo en mi vida. Aprendí que hay que valorar más a las personas, ayudarlas y apoyarlas, a no ser egoísta y dar lo que se pueda a quien lo necesite”, asegura Alicia.
El cáncer no solo le dejó estos aprendizajes. También le ocasionó enfermedades como hipertensión arterial y se le deterioró el corazón. Además, recientemente la operaron de un tumor benigno y todo salió exitoso. “Tenía miedo de que otra vez fuera cáncer, pero gracias a Dios solo fue un susto”, señala Alicia.
Este tipo de problemas son efectos secundarios a largo plazo y suelen aparecer meses o años después de finalizar el tratamiento. Pueden ser: insuficiencia cardiaca, osteoporosis, problemas psicológicos, tiroideos y segundos cánceres, según el Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas.
Alicia ha sido una persona muy valiente al enfrentar esta enfermedad tan difícil, ha pasado por mucho y a pesar de todo tiene una actitud positiva hacia la vida. Aunque ha tenido complicaciones a lo largo de estos años, los ha superado con mucha fuerza y esperanza. “No se den por vencidas y hay que tenerle mucha fe a Dios”, recomienda Alicia a las personas que están pasando por algún proceso similar.