En el marco del Día Mundial de la Alimentación, que se celebrará este 16 de octubre, el director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Simón Barquera Cervera, explicó que el etiquetado frontal de alimentos y bebidas en México, es una medida que ayuda a las y los consumidores a estar informados sobre los nutrientes e ingredientes que representan un riesgo para su salud.
“El etiquetado no prohíbe el consumo de alimentos, le da a la persona la oportunidad de evaluar de forma sencilla y rápida la calidad de los productos”, aseguró Barquera Cervera.
El Gobierno de México mantiene políticas públicas orientadas a promover la alimentación saludable y sustentable, entre ellas, el Etiquetado Frontal de Advertencia de Alimentos y Bebidas no Alcohólicas Preenvasadas.
Tras la entrada en vigor del etiquetado frontal, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2021) refiere que 64% de las personas utiliza los sellos de advertencias; mientras que 20% optó por adquirir alimentos más saludables y frescos, libres de etiquetado.
En México, el etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados de fabricación nacional o extranjera, que se comercialicen en nuestro país, es obligatorio de acuerdo a la NOM-051-SCFI/SSA1-2010, que es la encargada de establecer la información comercial y sanitaria que deben contener dichos productos.
Además, la NOM 051 determina las características de dicha información y establece un sistema de etiquetado frontal, el cual debe advertir al consumidor final de forma clara y veraz sobre el contenido de nutrimentos críticos e ingredientes que representan un riesgo para la salud cuando se consumen en exceso.
Octágonos de advertencia
Este etiquetado se integra por 5 sellos de advertencia en forma de octágono, que, de manera clara, sencilla y visible indican cuando un producto contiene exceso de nutrimentos e ingredientes críticos como:
- Calorías
- Grasas saturadas
- Grasas trans
- Azúcar
- Sodio
También incluye dos leyendas precautorias sobre contenido de cafeína y edulcorantes, no recomendables para consumo en niñas y niños.
Barquera Cervera explicó que los alimentos ultraprocesados contienen ingredientes nocivos para la salud como azúcar, grasa y sal, además de conservadores, aromatizantes y colorantes.
Los productos pequeños —que su tamaño sea menor o igual a 40 cm2— presentan “mini-sellos” que indican el número de ingredientes críticos que contienen y afectan la salud.
Asimismo, la NOM 051 prohíbe que los envases contengan personajes infantiles, dibujos animados, celebridades o elementos interactivos que estén dirigidos a niños y niñas para incitar a consumir, comprar o elegir algún producto.
El Gobierno Federal ha mencionado algunos de los beneficios del etiquetado frontal:
- Ayuda a tomar una decisión de compra informada, para decidir si es sano o no consumir un producto en específico.
- Informa de manera fácil, rápida y verídica sobre los nutrimentos.
- Permite comparar el contenido específico de un nutrimento (o el contenido global de nutrimentos). de un producto, con uno o más productos similares.
- Advierte de ingredientes dañinos para la salud.
Los sellos buscan brindar información directa, sencilla y visible, de forma rápida y fácil de entender tanto para personas adultas, como para niñas y niños.
De esta forma, el etiquetado frontal puede convertirse en una valiosa herramienta que además de cumplir con su función informativa, logre fomentar mejores elecciones por parte de las y los consumidores y, al mismo tiempo, colaborar en la mejora continua de los productos por parte de la industria de alimentos.
Alimentos ultraprocesados, enemigo a vencer
En personas adultas, dijo el director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, Simón Barquera Cervera, el consumo de alimentos ultraprocesados se asocia con obesidad y otras patologías como cáncer y diabetes; en niñas y niños menores de cinco años se relaciona con problemas del neurodesarrollo.
El alto consumo de calorías incrementa el riesgo de padecer obesidad, hipertensión y enfermedades del corazón; en tanto que el azúcar es un ingrediente adictivo que en exceso contribuye a la obesidad, caries, hígado graso, diabetes y síndrome metabólico.
La ingesta de sodio en cantidades superiores a lo que el organismo requiere puede ocasionar hipertensión, enfermedades en los riñones, retención de líquidos e inflamación; las grasas trans y las grasas saturadas elevan el colesterol y triglicéridos, y contribuyen al desarrollo de cáncer, diabetes o infartos.
El consumo de edulcorantes por parte de niñas y niños puede producir habituación a sabores muy dulces y alteraciones en el metabolismo, y la cafeína añadida en niñas y niños, hiperactividad, taquicardia, problemas del sueño, de concentración y elevación de la presión.
Al respecto, la directora del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas del INSP, Teresa Shamah Levy, destacó que el Gobierno de México trabaja para que toda la población tenga acceso a alimentos inocuos y nutritivos que satisfagan sus necesidades.
Lo anterior, puntualizó, a través del Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (Gisamac), en el que intervienen seis secretarías y organismos sectorizados del Gobierno federal que promueven un sistema alimentario sostenible, sustentable y saludable.
Shamah Levy precisó que este grupo implementa estrategias de consumo, promoción y producción de alimentos a nivel local. Por ejemplo, fomenta que las escuelas realicen huertos escolares y la integración de alimentos saludables en el desayuno. Asimismo, impulsó el proyecto de Ley de Alimentación Adecuada, que se presentó en el Senado a finales de 2021.
El Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece) señala que el cambio saludable de hábitos alimenticios y la eliminación de los ambientes obesogénicos requiere la participación de las personas y la implementación de un sistema agroalimentario con intervenciones que transformen los entornos laborales, escolares y comunitarios.