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Hipertensión arterial, el enemigo en tiempos modernos

FOTO: ARCHIVO

Se estima que en la actualidad la hipertensión arterial afecta a entre el 25 y 30% de la población mundial. 

Los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que en América Latina y el Caribe entre el 20 y 40% de los adultos padece esta enfermedad, lo que representa unas 250 millones de personas.

Cada año, cerca de 1.6 millones de latinoamericanos mueren por estas enfermedades. Aún así, las tasas de control son inaceptablemente bajas.

Hipertensión arterial

La hipertensión arterial se produce cuando los vasos sanguíneos sufren una tensión elevada persistente. Cuanto más alta es la tensión, más dificultad tiene el corazón para bombear.

La hipertensión afecta a 1 de cada 3 personas adultas, generalmente no da síntomas y, si no se diagnostica y no se trata, puede provocar complicaciones graves como el infarto, el accidente cerebrovascular (ACV) o la necesidad de diálisis por daño renal y otras dolencias.

Las situaciones que general altos niveles de estrés pueden tener como consecuencia un aumento temporal de la presión arterial.

En el marco del Día Mundial de la Hipertensión Arterial, que se conmemora el 17 de mayo, es importante detectar las posibles causas y desencadenantes de la patología.

“Muchas personas buscan canalizar el estrés a través de hábitos nocivos como fumar, aumentar la ingesta de bebidas alcohólicas, aumentar la ingesta de grasas y comidas con sal. El estrés, en muchos casos, se ve asociado a estados de ansiedad, depresión y aislamiento social, lo que en general lleva a una disminución de la actividad física y los momentos de recreación. Todo esto deriva, a largo plazo, en un aumento de la presión arterial de forma sostenida”, detallaron médicos especialistas.

Consejos para controlar la presión arterial

Tecnología para luchar contra este mal

La OPS habilitó una app o calculadora diseñada para ayudar a los trabajadores de salud a calcular en forma rápida el riesgo cardiovascular, a dialogar con los pacientes para analizar en qué medida el riesgo puede ser modificado.

Con esto, intenta ayudar a personas inquietas por su salud, facilitando que puedan estimar la necesidad de una consulta médica cuando su riesgo no es bajo.

Las recomendaciones de tratamientos están orientadas a los profesionales de la salud y no constituyen una guía a la automedicación que puede resultar peligrosa. Bajo ningún concepto esta calculadora está pensada como un reemplazo a la consulta médica o al juicio clínico.

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