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Hormonas del estrés pueden despertar células tumorales dormidas

Las hormonas del estrés y las células inmunitarias llamadas neutrófilos pueden contribuir a la reaparición de los tumores años después del tratamiento al despertar las células cancerosas inactivas, sugiere un estudio de ratones y datos de 80 pacientes con cáncer de pulmón, que publican en la revista Science Translational Medicine.

El estudio ayuda a responder la pregunta permanente de por qué los cánceres pueden regresar mucho después de haber sido aparentemente curados con quimioterapia o cirugía.

Los resultados también sugieren, por tanto, que dirigirse a las hormonas del estrés con medicamentos aprobados conocidos como betabloqueantes podría ayudar a prevenir la reaparición de los tumores.

La recurrencia de tumores es una de las principales causas de muerte en pacientes con cáncer, pero no está claro exactamente qué mecanismos biológicos provocan esto. 

Sin embargo, los estudios han sugerido que la recurrencia se desarrolla cuando las células tumorales inactivas, que inicialmente se diseminaron durante las primeras etapas del cáncer, se vuelven activas una vez más.

La investigadora del Instituto Wistar en Filadelfia, Michela Perego, y sus colegas descubrieron que las hormonas del estrés, como la noradrenalina, reactivan las células de cáncer de ovario y pulmón latentes en ratones.

Específicamente, los científicos encontraron que exponer a los ratones a situaciones estresantes elevaba los niveles de hormonas del estrés, lo que hacía que los neutrófilos liberaran proteínas S100A8 / A9 y moléculas grasas que, a su vez, provocaban que las células tumorales volvieran a despertar de la inactividad.

Sin embargo, las células tumorales permanecieron inactivas en ratones estresados que recibieron un betabloqueante experimental.

El equipo también estudió muestras de suero de 80 pacientes a los que se les extirpó quirúrgicamente el cáncer de pulmón y vio que los pacientes que albergaban concentraciones más altas de S100A8/A9 tenían más probabilidades de haber experimentado una recurrencia 33 meses después de la cirugía.

Perego y su equipo afirman que los betabloqueantes o los compuestos que se dirigen a las proteínas S100A8/A9 deben evaluarse como posibles terapias para interrumpir el proceso de reactivación, pero subrayan la necesidad de modelos más sofisticados de inactividad de las células tumorales.

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