Sin saber dónde se contagiaron de COVID-19, con niveles muy bajos de oxigenación y con las esperanzas casi agotadas, Rosalía y Graciela ingresaron al área de urgencias del hospital “La Pastora”, habilitado para atender pacientes COVID, en la Ciudad de México.
Una vez ahí, tuvieron una segunda oportunidad.
“Yo tenía un paro, tenía un paro y pues una segunda oportunidad siempre se acepta y es muy bonito”, puntualizó Rosalía.
“Me ingresaron a internar y en el transcurso de ese tiempo me dijeron que yo tenía que intubarme, porque si no, mi situación iba a ser fatal”, dijo Graciela.
Estuvieron internadas casi un mes, intubadas y en ocasiones, inconscientes, pero ni ellas ni los 120 médicos que las atendieron se rindieron y hoy, ya no hay ningún paciente COVID en este centro.
“Nuestro primer paciente que recibimos fue el 8 de abril, de esa fecha para acá, hemos atendido a dos mil 308 pacientes, de los cuales 772 han sido hospitalizados y el resto se ha manejado de forma ambulatoria”, comentó María de los Ángeles.
Rosalía y Graciela salieron avantes de esta amarga experiencia; aún les cuesta trabajo respirar, van a terapia de recuperación y en su cuerpo quedaron las marcas de la intubación, que hoy les recuerdan su triunfo.
“Una lucha ganada, una… Pues, son marcas que se quedan ya de por vida, pero no me da pena, no siento vergüenza nada, me siento bien”, dijo Rosalía.
Hace un año el Hospital General de La Pastora abrió sus puertas para atender a pacientes graves y no graves a causa del COVID, sin embargo, una vez que sea declarada terminada la emergencia sanitaria, dará atención a la población en general.