Los motivos más comunes por los que un trabajador solicita una incapacidad son lesiones como: luxaciones, esguinces y torceduras, así como enfermedades respiratorias
La pandemia de COVID-19 dejó al descubierto que al menos 10 millones de trabajadores padecen enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, sobrepeso y obesidad, lo que además de la repercusión física y de vulnerabilidad a enfermedades respiratorias, particularmente COVID-19, impacta a las empresas en su competitividad y a la economía del país.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019, en la etapa pre pandemia en México, existían 8.6 millones de personas mayores de 20 años que vivían con Diabetes Mellitus, 15.2 millones con Hipertensión Arterial y 75.2% de la población encuestada reportó vivir con sobrepeso u obesidad.
Además, durante la pandemia se han otorgado 4.6 millones de incapacidades por COVID-19, las cuales representaron cerca de 44 millones de días laborables perdidos; durante 2021 se registraron 70.6 millones de días de incapacidad por enfermedades y accidentes autorizados para los trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
De 2017 a 2021 el Instituto otorgó en promedio 23 mil 344 incapacidades para el trabajo. Tan solo el último año el impacto económico para el IMSS por este concepto fue de 20 mil 128 millones de pesos.
Los motivos más comunes por los que un trabajador solicitó una incapacidad para el trabajo fueron: enfermedades respiratorias, del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo, luxaciones, esguinces y torceduras.
Las fracturas representaron el mayor gasto en materia de subsidios por incapacidad temporal para el trabajo.
La prevención de enfermedades y accidentes en los centros de trabajo es clave para mejorar la salud de las personas y al implementar medidas para contar con trabajadores saludables se fortalece la calidad y productividad de los centros de trabajo, se protege la seguridad y salud de la fuerza laboral, que es el activo más importante de cualquier organización.
Ante el escenario del deterioro de la salud de los trabajadores, el IMSS prepara una estrategia junto con el sector empresarial para promover acciones preventivas de salud y riesgos de trabajo en las empresas, en las cuales el patrón tiene la responsabilidad de colaborar en la aplicación de las normas para proteger la salud de los empleados.
La estrategia se basa en favorecer centros de trabajo con un enfoque saludable para fortalecer la cultura de prevención, ya que la fuerza laboral es el pilar que sostiene la salud, la economía y la sociedad.