El número de casos diarios de COVID-19 en China alcanzó un récord desde el inicio de la pandemia, mostraron datos oficiales este jueves 25 de noviembre, en medio de múltiples brotes y restricciones por todo el país.
El resurgimiento de las infecciones, casi tres años después de que surgiera la pandemia en la ciudad central de Wuhan, arroja dudas sobre las esperanzas de los inversores de que China alivie pronto su rígida política de cero COVID, a pesar de las recientes medidas más específicas
Las acciones de China cayeron el jueves, ya que las preocupaciones sobre los casos domésticos diarios récord de COVID-19 eclipsaron el optimismo de los nuevos estímulos económicos y perdieron un aumento en las acciones mundiales a máximos de dos meses.
China registró un total de 31 mil 444 nuevos casos el miércoles, de los que 27 mil 517 eran asintomáticos, indicó la Oficina Nacional de Salud de este país de mil 400 millones de habitantes.
El récord precedente se remontaba a mediados de abril de este año, con 29 mil 317 infecciones, coincidiendo con el confinamiento de Shanghái, la tercera ciudad más poblada del mundo, que se alargó durante dos meses y provocó problemas de abastecimiento para sus habitantes.
China es la única gran economía del mundo que todavía persigue erradicar por completo el virus de su territorio con confinamientos de ciudades enteras, aislamiento de los contactos de positivos y test masivos.
China experimenta su peor brote epidémico desde el inicio de la pandemia a fines de 2019. Decenas de inmuebles residenciales fueron confinados y las empresas pasaron en su gran mayoría al teletrabajo.
Pekín anunció ayer, miércoles 23 de noviembre, casi mil 500 nuevos casos, la inmensa mayoría asintomáticos, en una población de 22 millones de habitantes. Es la cifra más elevada en la ciudad, aunque muy baja respecto a los estándares internacionales.
Escuelas, restaurantes y comercios cerraron por temor de verse colocados en cuarentena mientras el cansancio y la fatiga mental de los habitantes no para de aumentar por estas restricciones, a menudo vagas y cambiantes, cuya duración nunca se anuncia de antemano.
Las restricciones están afectando a los residentes encerrados, así como a la producción en las fábricas, incluida la planta de iPhone más grande del mundo, que se ha visto sacudida por enfrentamientos entre trabajadores y personal de seguridad en una rara muestra de disidencia.
El liderazgo de China se ha apegado a cero-COVID, una política característica del presidente Xi Jinping, incluso cuando gran parte del mundo intenta coexistir con el virus, diciendo que es necesario para salvar vidas y evitar que el sistema médico se vea abrumado.
Las acciones de China cayeron este jueves, ya que las preocupaciones sobre los casos domésticos diarios récord de COVID-19 eclipsaron el optimismo de los nuevos estímulos económicos y perdieron un aumento en las acciones mundiales a máximos de dos meses.
“Ciudad iPhone” de China
China ordenó el confinamiento de 6 millones de personas en la ciudad de Zhengzhou, sede de la mayor fábrica de teléfonos iPhone del mundo, donde estallaron violentas protestas por las condiciones salariales y de aislamiento de la plantilla.
La restrictiva estrategia “cero covid” del gigante asiático se ve acorralada por los múltiples brotes surgidos en el país, que registró este jueves su cifra más alta de contagios diarios de la pandemia.
El malestar por la continua imposición de medidas desemboca en manifestaciones como las de cientos de trabajadores de esa fábrica en Zhengzhou, que se enfrentaron el miércoles con policías antidisturbios y agentes con trajes de protección y porras.
En medio de este malestar, las autoridades municipales ordenaron un test masivo de la población y el confinamiento de varios distritos de esta urbe del centro de China a partir del viernes.
Los residentes del centro de la ciudad no pueden abandonar la zona si no disponen de un test de covid negativo y no obtienen permiso de las autoridades. Además, no pueden salir de casa “salvo necesidad”.
Las restricciones afectarán más de seis millones de personas, casi la mitad de la población de Zhengzhou, pero no cubren la zona donde se ubica la fábrica de iPhone, cuya plantilla lleva semanas bajo restricciones.
Un trabajador explicó bajo anonimato a la AFP que la protesta nació por una disputa vinculada al pago de un bono prometido por el gigante tecnológico taiwanés Foxconn, que confinó a los empleados dentro del complejo.
Según su versión, Foxconn les había prometido un pago adicional de 3 mil yuanes (420 dólares), pero solo recibieron 30 yuanes. Además, muchos trabajadores se quejaban de las “caóticas” condiciones de vida en el interior de la planta, añadió esta fuente.
La firma taiwanesa presentó el jueves una disculpa a la plantilla y atribuyó el problema a un “error técnico” en el sistema de pago de salarios.
También dijo que “entiende completamente” las inquietudes de sus empleados y que “intentará hacer lo máximo para solucionar las preocupaciones y demandas razonables” de la plantilla.
Por su parte el gigante estadounidense Apple, cuyo producto estrella es el iPhone, dijo que tenía representantes en el lugar. La empresa californiana está “revisando la situación y trabajando estrechamente con Foxconn para garantizar que se atienden las preocupaciones de sus empleados”, afirmó.
Fatiga COVID-19
Las medidas tomadas en Zhengzhou forman parte de la estrategia “cero covid” de China para erradicar el virus de su territorio a través de confinamientos, restricciones de viaje y test masivos.
Sin embargo, después de casi tres años de pandemia, los casos de COVID-19 en el país son más altos que nunca. La Oficina Nacional de Salud reportó el jueves 31 mil 444 nuevos contagios registrados en la jornada anterior.
Aunque la cifra es baja en una población de mil 400 millones, especialmente comparada con los balances del resto del mundo en el pico de la pandemia, estos brotes provocan múltiples restricciones en el país.
El carácter vago y cambiante de estas medidas y su afectación en la segunda economía mundial están mellando a la población. Varias ciudades como Pekín, Shanghái, Cantón y Chongqing endurecieron sus restricciones ante el aumento de casos.
La capital exige ahora un test negativo de covid en las últimas 48 horas para entrar en centros comerciales, hoteles o edificios públicos. Además, las escuelas pasaron a enseñar en remoto. El centro manufacturero de Cantón (sur), donde se detectaron un tercio de los casos nacionales, construyó miles de habitaciones temporales de hospital para acomodar a los pacientes.
Este endurecimiento en múltiples lugares ocurre poco después de que el gobierno central anunciara medidas que apuntaban a una tímida reapertura, como reducir la cuarentena exigida a los viajeros llegados al país.
Pero incluso la ciudad de Shijiazhuang, vecina de Pekín y considerada una prueba piloto de las estrategias de reapertura, revocó esta semana la mayoría de medidas de flexibilización decretadas.
“El camino a la reapertura puede ser lento, costoso y turbulento”, dijo en un informe Ting Lu, jefe de economista para China en el banco japonés Nomura.