El mercado de los vapeadores y cigarrillos electrónicos tiene su objetivo en la juventud y la niñez, ya que esa industria busca que desde los 7 años de edad se vuelvan consumidores de tabaco mediante dichos productos, declaró Hugo López-Gatell, médico epidemiólogo del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
En entrevista para Once Noticias, expuso que el Convenio Marco para el Control del Tabaco en la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde hace mucho tiempo recomendó explícitamente que cuando existiera un nuevo producto del tabaco -como vapeadores y cigarrillos electrónicos- las naciones que no los hayan regulado, se abstuvieran de hacerlo y que deberían implementar el grado más avanzado de la regulación, que es la prohibición.
“¿Y por qué dio esa recomendación? Porque esos productos están dirigidos en específico a la juventud y a la niñez, para que desde temprano se vuelvan personas adictas. No es un hábito, no es una costumbre, no es una moda, son reforzadores psicosociales de una adicción farmacológica a la nicotina”, insistió el también exsubsecretario de Salud.
Comentó que todo producto que tenga nicotina -sea de origen natural en la planta del tabaco o sea artificial, como hoy ya lo introduce la propia industria que sintetiza nicotina- va a causar una adicción en quien lo utilice.
López- Gatell enfatizó que hay grupos que buscan normalizar y legalizar los vapeadores y los cigarrillos electrónicos “montándose en un discurso libertario que no les pertenece”, pues intentan sembrar la idea de que el vapeo es la forma saludable de fumar y el cigarrillo una forma menos dañina de fumar.
“Eso es falso, y más falsa aún es la idea de que estos dispositivos son el mecanismo para salir del tabaquismo o para evitarlo. Ya está documentada la existencia de una epidemia dual de vapeadores y consumidores de productos convencionales del tabaco”, agregó.
Asimismo, aseguró que el consumo de tabaco en cualquier modalidad es dañino para la salud, ya que causa enfermedad y muerte por múltiples tipos de cáncer, trastornos circulatorios, entre otros padecimientos.
Además, dijo, para que los componentes de esos productos no entren en combustión -dado que tienen un mecanismo de calentamiento- les añaden una gran cantidad de aditivos químicos, incluyendo metales pesados, los cuales podrían incluso ser un elemento de daño extra para la salud.
Al preguntarle por qué no se buscar prohibir también el tabaco convencional, mencionó que sería lo ideal pero no ha habido un consenso social para hacerlo: “es por una razón histórica, ya que el origen del consumo industrial del tabaco precede a la evidencia científica de su daño terrorífico, y además de los consensos de cómo se debe proceder para el ejercicio de la protección de la salud”.
La prohibición de vapeadores y cigarrillos electrónicos
El entrevistado explicó que cuando se habla del grado máximo de regulación, que es la prohibición, lo que se está identificando es la responsabilidad de un Estado soberano que actúa dadas sus obligaciones legales y constitucionales, para proteger a su población contra un enemigo conocido de la salud pública.
“Hablamos de elementos -vapeadores y cigarrillos- que desde hace muchos años se sabe que invariablemente causan enfermedad y muerte, si se utilizan como el fabricante recomienda que se utilice”, apuntó
Sin embargo, comentó, la idea de prohibir puede exaltar el ánimo de cualquiera, porque la mayoría de las personas se identifican con el sentido de la libertad de acción, de pensamiento, de palabra, etc.
Dijo que particularmente entre la juventud, el discurso de “no me prohíban” es importante.
Lamentablemente, explicó, hay un conjunto de personajes de la política, así como personas que están en la “obscuridad” en los medios corporativos de comunicación, y en distintas agrupaciones empresariales, que “se montan en ese discurso de libertad que pertenece a otra historia social y política en el mundo para intentar normalizar el consumo de un producto nocivo para la salud”.
“Buscan normalizar un veneno y legalizarlo, por lo que se apresuran a decir “regulemos”. Saben que la puerta de la legalización es la regulación”, concluyó.