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Malos hábitos alimentarios generan un costo sanitario millonario: FAO

Una dieta baja en cereales integrales y frutas, así como alta en sal, es responsable de la mitad del gasto sanitario mundial.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) pide “actuar urgentemente” para transformar los sistemas agroalimentarios, ya que las malas prácticas alimentarias, como una dieta rica en sal y en productos procesados, así como pobre en frutas, tiene un costo sanitario de 8.1 billones de dólares anuales.

Esta cifra está vinculada a las pérdidas de productividad causadas por enfermedades derivadas de la alimentación (diabetes, cáncer, padecimientos cardiovasculares), según el informe anual de la agencia de la FAO.

Lo anterior se suma a los gastos de salud ya conocidos, como los médicos, lo que duplica el costo sanitario real de nuestra alimentación.

A nivel mundial, el impacto en la salud representa 70% de todos los costos ocultos de la producción alimentaria, la que también tiene repercusiones ambientales y sociales.

Una dieta baja en cereales integrales (reemplazados por productos refinados, algo común excepto en algunos países africanos o en India) y en frutas (un problema global), así como rica en sal, es responsable de la mitad de este gasto sanitario.

Foto: Unsplash.com

Le siguen las dietas altas en carnes procesadas (como salchichas y embutidos), en carne roja y pobres en verduras y hortalizas.

La FAO señala que, para los países, es una carga oculta y representa hasta un 10% del Producto Interno Bruto (PIB), especialmente en algunos Estados emergentes, dice el informe que abarca a 153 países y al 99% de la población mundial.

Esta estimación es mínima ya que el cálculo no incluye fenómenos de desnutrición, por lo que la FAO destaca “la necesidad de compromisos nacionales más ambiciosos” a todos los niveles, desde productores hasta consumidores.

La organización advierte del riesgo de hacer que esos cambios recaigan únicamente en los agricultores, que están “en primera línea“.

Los productores agrícolas deben tener acceso a tecnologías y ser remunerados por sus servicios ecosistémicos. Los certificados (alimentos orgánicos, comercio justo) constituyen una herramienta para mejorar sus ingresos, menciona el informe.

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