Los tumores de próstata y de testículo se presentan en los extremos de la vida; el primero, en mayores de 60 años y el segundo entre los 18 y 35; por frecuencia, se ubican en los primeros cinco sitios de las patologías oncológicas, informó el responsable del Servicio de Urología del Hospital Juárez de México (HJM) de la Secretaría de Salud, Omar Hernández León.
Señaló que el cáncer de testículo no causa molestias en etapas iniciales, por lo que resulta fundamental la autoexploración mensual a partir de los 18 años para detectar cualquier protuberancia o inflamación en este órgano reproductor.
La valoración y el diagnóstico oportuno permiten diseñar el tratamiento más adecuado, aunque la piedra angular contra este tipo de cáncer es la cirugía, la cual tiene hasta 95% de éxito en la eliminación del tumor.
El especialista reiteró la importancia de que los hombres acudan a realizarse revisiones médicas para identificar de forma oportuna enfermedades crónicas como el cáncer.
El cáncer de testículo se caracteriza por el crecimiento celular anormal en el testículo, que provoca aumento de volumen y endurecimiento, en la mayoría de los casos las personas no presentan otra sintomatología. El especialista recomendó a quienes tienen entre 18 y 35 años autoexplorarse una vez al mes y, en caso de detectar cualquier anormalidad, solicitar atención médica; las personas que no tienen seguridad social pueden acudir a centros de salud u hospitales de la Secretaría de Salud federal o de sus respectivas entidades.
Dijo que la atención especializada de esta enfermedad corresponde a las áreas de oncología y urología. Los pacientes son sometidos a una serie de estudios de ultrasonido y análisis de sangre para determinar marcadores tumorales, tomografía y radiografía de tórax.
Estos estudios permiten conocer el tipo de tumor y su grado de avance, ya que en algunos casos se disemina hacia los ganglios del área del retroperitoneo, que abarca la región lumbar y el revestimiento abdominal (peritoneo).
Destacó que la primera opción de tratamiento es la cirugía para extirpar el testículo afectado; en caso de metástasis se trata con quimioterapia o radioterapia; una vez que se elimina el cáncer los pacientes deben seguir en vigilancia médica.
Mencionó que los factores de riesgo para desarrollar esta neoplasia son la presencia de una afección conocida como criptorquidia; es decir, cuando uno o ambos testículos fallan en su proceso de migración hacia la base del escroto.
El especialista señaló que esta alteración se debe identificar durante los primeros años de vida y corregir a través de cirugía, para reducir el riesgo de que en la adolescencia o juventud se desarrolle el cáncer de testículo.
Por lo general, el tumor testicular se manifiesta en forma unilateral, por lo que no afecta la vida sexual ni causa infertilidad. No obstante, si el paciente es sometido a quimioterapia o radioterapia, podría presentar problemas de infertilidad, ya que ambos tratamientos disminuyen la calidad y producción de espermatozoides.
Dio a conocer que en los servicios de urología y cancerología del HJM se diagnostican cada año entre 50 y 60 casos nuevos de este tumor.