Un equipo de investigadores del Centro de Investigación del Cáncer (CIC), coordinados por el jefe de grupo del CIBER de Cáncer (Ciberonc), Xosé Bustelo, ha identificado una nueva ruta biológica que determina la cantidad de músculo que podemos desarrollar.
Además de ejecutar los movimientos de nuestro cuerpo y de realizar acciones de fuerza, nuestros músculos juegan un papel fundamental en el equilibrio metabólico de nuestro cuerpo.
Las encargadas de desarrollar la cantidad adecuada de músculo en el organismo son las hormonas, una especie de mensajeros del organismo que dan órdenes para favorecer tanto la formación de músculo nuevo como para aumentar la masa muscular a lo largo del tiempo.
Por eso, determinados cambios en estos mensajeros o en sus vías de señalización pueden provocar el crecimiento anormal del músculo, su reducción o atrofia.
Sin embargo, todavía se desconoce mucho sobre los procesos biológicos que están detrás de la generación de una persona musculosa o de otra con muy poco músculo.
El estudio publicado en Nature Communications revela una nueva ruta de señalización regulada por la molécula VAV2 que juega papeles críticos en la regulación de la masa muscular.
Para hacer el estudio, los investigadores generaron dos tipos de ratones modificados genéticamente que alteraban la actividad biológica de VAV2.
Con el primer modelo experimental, que expresaba una forma activada de VAV2, los investigadores observaron que el ratón desarrollaba una gran cantidad de masa muscular.
En cambio, el segundo tipo de ratón, el cual expresaba una forma poco activa de VAV2, presentaba una masa muscular muy reducida, lo que nos indicó de forma clara que esta molécula tenía que ejercer un papel crucial en la determinación de la masa molecular de nuestro organismo”, señaló Xosé Bustelo.
Los investigadores también pudieron ver que los ratones que poseían mayor masa muscular mostraban unas características más sanas y, cuando se les añadía una dieta rica en grasa, no desarrollaban obesidad.
Por el contrario, los ratones menos musculosos por la baja actividad de VAV2 se convertían en obesos de forma espontánea y, cuando se les añadía una dieta rica en grasa, engordaban mucho más que los animales control y, además, desarrollaban problemas típicamente vinculados con la obesidad como la diabetes y el síndrome metabólico.