
Usar una pantalla una hora en la cama eleva el riesgo de insomnio un 59 por ciento, lo que reduce el tiempo de sueño en 24 minutos, según una encuesta realizada a 45 mil 202 adultos jóvenes en Noruega y publicada en la revista científica Frontiers in Psychiatry.
El estudio puntualiza que las redes sociales no son más perjudiciales que otras actividades frente a una pantalla. Lo mismo sucede alrededor de la creencia común de que la luz azul emitida por el teléfono induce al cuerpo a pensar que es hora de despertarse, la cual no es del todo cierta.
“El tipo de actividad frente a una pantalla no parece importar tanto como el tiempo total que se pasa frente a una pantalla en la cama”, afirmó Gunnhild Johnsen Hjetland, del Instituto Noruego de Salud Pública y autora principal.
Las gafas o aplicaciones que bloquean la luz azul del teléfono o el portátil no mejoran necesariamente el sueño, lo más eficaz es bajar el brillo o reducir el tiempo de exposición a la pantalla, además de mantener el teléfono en “no molestar”.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?
Los investigadores quisieron explorar la relación entre las pantallas y los patrones de sueño y, para ello, primero pidieron a los participantes que dijeran si utilizaban pantallas después de acostarse y durante cuánto tiempo.
Después, les solicitaron especificar para qué usaban su tiempo en la pantalla y debían decir a qué hora se acostaban y levantaban, cuánto tardaban en dormirse, con qué frecuencia tenían problemas para conciliar el sueño o para permanecer dormidos, con qué frecuencia se sentían somnolientos durante el día y cuánto tiempo persistían sus problemas de sueño.
El equipo clasificó las respuestas en tres categorías: una en la que los participantes decían que sólo utilizaban las redes sociales, otra en la que los participantes no mencionaban las redes sociales y otra en la que los participantes seleccionaban varias actividades, incluidas las redes sociales.

Descubrieron que aumentar en una hora el tiempo de pantalla después de acostarse aumentaba las probabilidades de sufrir síntomas de insomnio en un 59 % y reducía la duración del sueño en 24 minutos, pero el uso de las redes sociales no era más perjudicial que otras actividades frente a la pantalla.
No hubo una interacción significativa entre el tiempo dedicado al uso de una pantalla y la elección de la actividad, lo que sugiere que la actividad en sí no afectó a la cantidad de tiempo que las personas permanecieron despiertas.
Esto indica que las pantallas reducen el tiempo de sueño porque desplazan el descanso, no porque aumenten la vigilia.
“Este estudio no puede determinar la causalidad, por ejemplo, si el uso de pantallas causa insomnio o si los estudiantes con insomnio utilizan más las pantallas”, señaló Hjetland.