Los efectos del cambio climático no son imparciales en cuanto al género. Las mujeres, especialmente quienes viven en zonas rurales y pobres, sufren más por sequías, inundaciones y escasez de recursos.
Y es que son ellas quienes mayormente se encargan de obtener agua, alimentos y energía para el hogar.
“El cambio climático lo vemos como esto que va a afectar al medio ambiente, pero va mucho más allá. Va a tener implicaciones sociales que, a las desigualdades que ya existen en la sociedad, las va a empeorar”, alertó Claudia Rubio Giraldo, coordinadora de Mujeres para el Medio Ambiente y el Desarrollo.
En México, las mujeres emplean dos horas y 40 minutos a la semana en acarrear agua, mientras que los hombres, dos horas.
De manera general, para las mujeres la carga de trabajo es mayor. Se observa tan solo en las labores domésticas y de cuidado no remuneradas. Las mexicanas casi triplican el tiempo dedicado a ello en comparación con los hombres.

Justicia climática de género
En los espacios de toma de decisiones, como lo fue la Cumbre del Clima de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la COP30 en Brasil, nuevamente no hubo suficiente presencia de mujeres.
“Aquí en estas salas no hay más, o sea, en la historia nunca se ha alcanzado más del 35% de participación de mujeres. Eso quiere decir que, en toda la historia, nosotras no hemos estado presentes aquí en una manera balanceada”, indicó Giraldo.
El problema es regional. Casi 70% de los países de América Latina y el Caribe aún no consideran la inclusión de género en sus documentos de política, agenda energética o lineamientos de transición energética.
Un logro en la COP30 fue la aprobación de un texto que busca integrar la igualdad de género en la acción climática y pedirá a los gobiernos resultados de las evaluaciones nacionales de salud, violencia contra las mujeres y las niñas, así como el trabajo de cuidado en el contexto de género y cambio climático.
Durante los siguientes nueve años, el Plan de Acción de Género de Belém, compuesto por 27 actividades, promete justicia climática de género. El desafío será hacer que cambie la realidad.
