Las capuchas se convirtieron en un símbolo de la lucha feminista. Pueden ser negras, de colores, traer lentejuela, cuernos, palabras tejidas, estambre o estar simplemente amarradas al rostro de la manifestante. Éstas son un medio de expresión para visibilizar las exigencias, rabia, sentires, prevenir abusos policiacos y proteger la identidad de quienes ponen el cuerpo ante la violencia.
Para “Astroy” (quien decidió no dar su nombre ni apellidos por seguridad) la capucha no sólo tienen un sentido estético en la lucha, sino posee un trasfondo de resistencia que va en contra de la colocación de las vallas, la presencia de los granaderos, y la criminalización hacia la protesta feminista.
“Protegemos nuestro rostro porque este gobierno no puede asegurar el derecho a la protesta sin violencia, en vez de ello incitan el miedo”, declaró en entrevista a Once Noticias durante la marcha feminista el pasado 8 de marzo de 2022.
“Astroy” contó que la inspiración de su capucha nació en una marcha y aprendió a hacer la suya a través de videos de YouTube, pero es consciente de que colectivas llevan a cabo cursos para ello en la Ciudad de México. Esto la llena de esperanza al saber que más mujeres están interesadas en usar una capucha, mostrar su arte y hacer uso del poder de la expresión.
Amnistía Internacional explicó en su investigación “México, la era de las mujeres” que usar una capucha ayuda a las mujeres a soportar los gases que usa la policía en su contra, garantizar el anonimato, construir una identidad colectiva, donde no hay liderazgos, y servir para contrarrestar las represalias contra las manifestantes, más aún en el contexto de las nuevas tecnologías.