El Gobierno de Ciudad de México anunció que el Monumento a Colón, ubicado en Paseo de la Reforma, será sustituido por un monumento dedicado a “La mujer indígena”. La respuesta de la oposición no se hizo esperar, como la del expresidente Felipe Calderón y el excandidato presidencial Gabriel Quadri. Según sus críticas por la decisión, esta es una medida más de los “sinsentidos arbitrarios”.
Desde hace varios años, en las Américas, el reclamo por la remoción de estatuas dedicadas al llamado “Descubridor del Nuevo Mundo” han generado polémicas y acciones concretas: desde debates sobre la pertinencia de esas estatuas, pasando por discusiones que buscan defender las diversas hispanidades, hasta la acción directa de tirar, intervenir o dañar, no sólo las representaciones de Colón, sino también de otros conquistadores y esclavistas.
Un 12 de octubre de 1992, el EZLN puso firma a su historia. En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, un hombre, arengado por 15 mil voces encapuchadas, trepó a la estatua del conquistador Diego Mazariegos y a martillazos la derribó.
La actual polémica se enmarca en un contexto en el que por un lado, el actual debate entre la reformulación de narrativas históricas que se han contrapuesto como proyectos de nación entre el modelo neoliberal y su desarticulación. Por otro lado, un evento concreto que no es aislado a este debate: la firma de la llamada Carta de Madrid por senadores del PAN, impulsada por el partido ultraconservador español VOX, abanderado por Santiago Abascal.
Lo primero a considerar, es la plataforma ideológica desde dónde se actúa y desde dónde emana la voz. La presidencia de Felipe Calderón estuvo marcada por una política militarista y conservadora y que significó la consolidación de la Organización Nacional del Yunque, previamente celebrada por su antecesor, Vicente Fox, quien en su toma de protesta portaba un crucifijo.
Un acto similar fue en 2019, en Bolivia, Jeanine Áñez declaró “la Biblia vuelve a entrar a Palacio”, al asumir el cargo de presidenta interina.
Se trata así, de una discusión histórica donde los modelos ideológicos del conservadurismo y el progresismo se confrontan, pero ¿cómo es que el patrimonio cultural interviene?.
El patrimonio cultural es la representación concreta de los modelos de historia que existen, porque se decide conservar o abandonar un monumento, o incluso erigirlo.
El Patrimonio es, en sí, una lectura de la historia mediante sus referentes simbólicos: las diferentes representaciones de las artes y sus ecos, pero, sobre todo el quién y el cómo es que se recuerdan. Es, de la misma manera, un campo de debate en el que las posturas dirimidas se confrontan en lo ideológico y en lo pragmático.