Varios vecinos se congregaron frente al punto donde cayó el tren de la Línea 12 del Metro de Ciudad de México. Esta comunidad expresó su desconfianza al transitar bajo el tramo elevado y los problemas para acceder a otro transporte público.
María de Lourdes y la señora Zoé llevaron una caja con velas de colores al lugar donde murieron, al menos, 25 personas.
Nosotras sólo trajimos las veladoras porque queremos que los que sufrieron sigan esta luz, puedan encontrar su descanso en paz y prosperidad para su familia. Esperamos que pronto se pueda solucionar todo esto, porque es un miedo horrible pasar por abajo del puente (dónde transitaba el Metro)”, comentó María de Lourdes, vecina de la colonia Los Olivos.
Las dos mujeres escucharon como “tronó todo”, relataron que el golpe se escuchó como el de dos tráileres que hubieran chocado.
Cuando ellas caminaron desde su casa a la avenida Tláhuac vieron un panorama cubierto de humo, el olor a quemado invadía a toda la colonia. Mientras que las ambulancias y patrullas comenzaron a llegar de todos los puntos de la ciudad.
Afortunadamente ninguno de los familiares de Zoé o Lourdes sufrieron algún daño. Por eso decidieron colocar las decenas de velas bajo un árbol con el estandarte de la virgen de Guadalupe.
Más vecinos se fueron acercando, algunos pedían un minuto de silencio, mientras otros hacían cantos religiosos. Las velas iluminaron los rostros de los presentes mientras el sol bajaba de tras de la estructura rota.
“Lo que tenemos que hacer es unirnos y ayudar a las personas que necesiten de nuestra solidaridad”, expresó Zoé.
Cuando las señoras guardaron silencio, un grupo de mujeres comenzó a gritar en coro “¡RTP gratis!”, refiriéndose al transporte que está supliendo el servicio del Metro.
No es posible que nos estén cobrando por el transporte. Después de todas las vidas que se perdieron por sus negligencias es injusto que no se hagan responsables con la ciudadanía. El transporte debería de ser gratis”, consideró Karla, una de las vecinas que llegó a repartir agua y tortas.
La percepción de la seguridad cambió en el barrio, los vecinos ya no quieren caminar bajo las ballenas de concreto que reposan sobre delgados pilares.
“Según dicen que en Iztapalapa vivimos rateros, secuestradores y de lo peor, pero nosotros conocemos a nuestros vecinos y sabemos que de ellos no tenemos que cuidarnos. Pero los que construyeron esto, esos sí son los verdaderos delincuentes. Ya no queremos que nos traten como basura, que nos construyan estructuras que después nos van a matar. Ya no queremos eso”, expresó la joven Karla.
Frente al árbol lleno de veladoras colocaron un letrero con la leyenda: “no fue un accidente, fue negligencia”.
Las veladoras seguían acumulándose por las diferentes personas que pasaban por ahí.
Un joven con la Santa Muerte en el antebrazo derecho dejó unas velas, se persignó y pidió un minuto de silencio por todas las vidas que se habían ido; después se incorporó y cantó una porra por los heridos que luchaban por su salud.
El pedazo de concreto reposaba sobre la avenida. Las enormes grúas permanecían inmóviles mientras varios trabajadores iban y venían bajo la estructura colapsada como si fuese seguro pasear debajo de las toneladas de cemento.
Las autoridades capitalinas han informado, en las últimas horas, un saldo de 25 fallecidos y 38 personas que continúan hospitalizadas.