Del calor del único horno de piedra que existe en Mixquic, Doña Estelita -de 87 años- y su familia sacan hasta tres toneladas del auténtico pan de muerto mexicano.
“Fuimos los primeritos que empezamos con esto de la panadería del pan de muerto, porque anteriormente no había panadería, venían de otros pueblos y vendían pan de sal, bolillos, teleras, coles y ya. Ya después mi papá y un sobrino de él dice “no tío no seas tonto, mira tienes buen terreno y te voy a recomendar mi albañil y te vas a hacer hornitos y te vas a acordar de mí”, recordó Estela Aronte, fundadora de la panadería artesanal Estelita.
Entre artesas de madera de más de 60 años antigüedad, las primeras canastas de cuero en las que salían a repartir el pan y el permanente recuerdo de su padre, estelita, sus hijos y nietos, elaboran totalmente a mano más de 30 recetas de pan de muerto, desde la tradicional rayadura de naranja, hasta con ceniza de Totomoztli.
San Andrés Mixquic
— Mixquic Mágico (@MixquicMagico) September 30, 2025
El baile del Barrio San Miguel pic.twitter.com/YBHBKGgDj4
“Del maíz, por ejemplo se cose, se tuesta cuando está ahora así que prendemos el horno se hace ceniza; esta ceniza la preparamos aquí, se muele para que quede bien finita, la ceniza se le ponen otras semillitas, se le ponen pétalos de cempasúchil para que le dé el sabor, y eso es el toque de la ceniza de Totomoztli”, comentó el hijo, Enrique Ortiz.
Cada año, la panadería artesanal de doña Estelita abre sus puertas a los siete pueblos originarios de Tláhuac y el mundo entero, para que hagan su propio pan de muerto y conozcan la historia de esta tradición en Día de Muertos.
En palabras de Enrique, hijo menor de doña Estelita, es un gusto con el que nació y compartirá hasta su último día de vida.
“Yo nací un 30 de octubre, me platicaban, por ejemplo gente que todavía conocí: no pues tú estabas bien chiquito cuando tu mamá estaba aquí, y es bonito, porque me platican esas anécdotas y a lo mejor yo digo por eso heredé ese talento de qué nací panadero”, expresó.