Valle de México

Mujeres exigen volver a sus casas seguras sin importar la hora: marcha 25 de noviembre

Alrededor del 90% de las mujeres sufren de hechos violentos en el transporte público, situación que es más grave para quienes tienen una discapacidad.

Desde siempre volver a casa es sinónimo de peligro para las mujeres debido a la violencia de género que se comete contra ellas, por ello este 25 de noviembre “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, Maribel y Ana Cordero decidieron salir a marchar portando pañuelos morados y una historia que contar.

Maribel y Ana son hermanas, tienen 23 y 18 años respectivamente. Ambas cuentan con cinco aplicaciones de localización en sus celulares, como resultado de dos intentos de secuestro en el Estado de México. Uno en 2016 en un taxi, otro en 2019 en una combi, esto las llevó a mudarse a Ciudad de México. 

Ninguno de estos hechos, comentaron en entrevista, lo denunciaron por temor a las represalias. De modo que han tomado otras medidas de seguridad: llevar un cambio de ropa holgada, no tomar taxis, regresar a casa temprano, compartir qué visten ese día, traer gas lacrimógeno o artefactos con sonido.

Sin embargo, ambas concordaron que nada te prepara para vivir un secuestro, entras en un estadio de miedo y ansiedad cañón. Entendemos el por qué Lidia Gabriela se aventó del carro. Mejor morir antes que ser torturada sexualmente, violada, o vendida a la trata de personas ¿Cómo sobrevivir a algo así?”.

El primero de noviembre de 2022, Lidia Gabriela Gómez solicitó un taxi en la colonia Las Peñas, en Iztapalapa, para ser llevada al Metro Constitución 1917. El conductor de dicho taxi cambió la ruta, la joven pidió bajarse, pero no la dejó. Ella abrió la puerta en movimiento y se arrojó, lo que causó su muerte. Este caso está en proceso legal.

Maribel dijo sentirse enojada y harta de que la violencia contra las mujeres y niñas es “desbordante, normalizada, y limitante” para el pleno desarrollo de los derechos humanos. En un día, resaltó, lidia con miradas libidinosas y fricción de genitales, dos violencias que repercutieron en la percepción de su cuerpo y le quitaron la tranquilidad.

“¿Sabes por qué salgo a marchar? Porque sé que estas mujeres saben lo que es sufrir acoso, un intento de secuestro o tienen una hermana desaparecida. Así es, esto es parte de nuestra realidad. Es lamentable, pero es verdad. Venir aquí nos regresa el valor y nos da fuerza para luchar por regresar a casa. Siempre regresar a casa”, aseveró.

En el país,según la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), las mujeres realizan 10 millones de desplazamientos diarios, de los cuales 74% es en transporte público, donde casi 96% ha padecido algún acto de violencia sexual, al menos una vez en su vida.

Al escuchar estas palabras, Ana abraza a Maribel, lloran y ríen mientras mujeres y niñas pasaban a su alrededor con paso firme, carteles, más pañuelos, bombas de humo y gritando consignas.

A casa juntas

Después unas horas, la movilización de mujeres atravesó el caballito, algunos contingentes bailaban y otros cantaban la “Canción Sin Miedo”, en uno de ellos se encontraba Amparo Jiménez, quien tiene una discapacidad en sus piernas.

Para Amparo el peligro de regresar a casa incrementa debido a su discapacidad, ya que las calles ni los transportes públicos están planeados para que pueda transitar o hacer uso de ellos de manera efectiva, por lo que en 30 años volver a casa de noche nunca ha sido una opción.

“Una vez, un hombre sentado lejos de mí se iba masturbando en el camión. Eran como la una de la tarde. Íbamos casi solos. Se levantó de su asiento y mancho mi pantalón. No supe qué hacer. Sentí vergüenza de la violencia que había sido víctima. Esas cosas, te hacen pensar: ¿cómo los hombres nos ven?”, contó en entrevista.

En su opinión esta violencia es producto de la cultura machista y sexista que persiste en la sociedad, la cual ve el cuerpo de las mujeres como un objeto sexual, esto -consideró- las despoja sus derechos humanos básicos, como caminar libres sin importar el lugar, la hora o la ropa.

Frente a este contexto, detalló, tomó clases de defensa personal, también tiene aplicaciones de localización en su celular y carga, a veces, con un teaser, pero su mayor ayuda viene de su red de apoyo. En ella, Amparo puede contar sus vivencias y concretar rutas para volver a casa junto a otras mujeres.

De acuerdo con Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021, 11.9% de las mujeres y niñas de al menos 15 años tiene alguna discapacidad en el país, las cuales a lo largo de su vida enfrentan un índice de violencia alto, del 72.6%.

“El no movernos como deseamos afecta varias cosas y eso hace que perdamos experiencias y oportunidades. Resistimos en este país, resistimos para vivir, y luchamos para retomar los espacios donde nos quieren eliminar, por eso seguiremos saliendo a las calles. Siempre. Juntas”, finalizó.

Cifras desbordantes

En mayo de 2022, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD), la cifra oficial de personas desaparecidas y no localizadas llegó a los 100 mil casos. De éstos, 24.7% corresponden a niñas y mujeres desaparecidas y no localizadas.

En Puebla, menciona el IMDHD, Veracruz, Estado de México, Ciudad de México, Colima, Jalisco, Nuevo León y Guerrero se concentran 56.13% de los casos de todo el país. La desaparición de mujeres y niñas es una expresión de la violencia feminicida y tiene graves repercusiones para la sociedad.

De igual manera, datos del Secretariado Ejecutivo Nacional revelan que los casos de feminicidio siguen en aumento: en 2020 hubo 946 casos; en 2021, 978; y hasta septiembre de 2022, 695 casos. Éstos últimos, la mayoría ocurrieron en Estado de México, Nuevo León, y Ciudad de México.

Foto: Aline Espinosa
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