Familiares de las personas fallecidas en la catástrofe en la Línea 12 del Metro de Ciudad de México esperaban, bajo una carpa en las instalaciones de la Fiscalía de Investigación Territorial Iztapalapa Coordinación 6, los cuerpos de sus difuntos.
Varios grupos de familias lucían los ojos hinchados y con lágrimas. Estaban cansados y no querían hablar con nadie, sólo querían salir de ahí con su familiar y el certificado de defunción para poder darle el último adiós.
La demora se hacía eterna mientras las familias pasaban de ventanilla en ventanilla para concretar el trámite de investigación y funerario.
En la puerta de la Fiscalía se asomaba un hombre de traje gris que le susurraba a un policía, “Sergio Valentín Rodríguez Salcedo”; el uniformado daba un paso adelante y replicaba con voz alta: “familiares de Sergio Valentín Rodríguez Salcedo”. Los familiares se levantaban a prisa y entraban al edificio oficial.
La familia Rodríguez Salcedo esperaba bajo la carpa. Se enteraron que el cuerpo del señor de 61 años de edad estaba en la Fiscalía durante la noche del 3 de mayo, aunque tuvieron que esperar varias horas y recorrer varios kilómetros para confirmar su paradero.
El señor Rodríguez trabajaba como encargado del baño en el Metro capitalino, pertenecía a una empresa outsourcing contratada por el Sistema de Transporte Colectivo (STC).
Sergio tenía poco tiempo trabajando en el Metro, él tenía otro negocio, pero por la pandemia lo tuvo que cerrar”, comentó Érick Izquierdo, uno de sus familiares.
Era un trabajador que iniciaba su jornada a las dos de la tarde y terminaba a las diez de la noche, según comentaron, fue un abuelo cariñoso y los que estaban en la Fiscalía lo recuerdan con alegría.
Durante la noche le estuvimos llamando, pero no nos contestaba y como esa era su hora de salida nos preocupamos mucho. Cuando contestaron el teléfono nos dijeron que Sergio estaba en la Fiscalía, pero no nos dijeron que estaba así”, comentó Erick.
Su identidad la confirmaron con la identificación que cargaba en sus pertenencias y algunas otras características del abuelo.
El policía de la carpa seguía gritando los nombres que el hombre de traje le susurraba.
Los dos familiares que entraron cuando gritaron el nombre de Sergio, salieron un par de horas después con el certificado de defunción, después de eso tuvieron que pasar a un Registro civil móvil que instalaron en una camioneta junto a la Fiscalía. Ahí entregaron el certificado y le tramitaron en 39 minutos el último documento.
El grupo de familia camino a la puerta de junto y vieron como salía la carroza fúnebre con el cuerpo del trabajador de la tercera edad.