Karina Guerrero nació en La Lima, Honduras, pero tiene más de 25 años viviendo en México. Salió de casa por la violencia y discriminación de sus allegados y fue así como siguió la ruta migratoria hasta llegar a Ciudad de México, donde inició trabajando en el mercado de la colonia Guerrero como ayudante.
Poco a poco fue convirtiéndose en la estilista del barrio con la práctica de las tijeras, el tinte y el maquillaje que se volvieron sus herramientas de trabajo. Pero el oficio más rentable según explicó a Once Noticias, siempre fue el trabajo sexual.
Por la noche se baña y se maquilla, escoge un pequeño vestido y la bolsa que combine con el atuendo, en ella guarda lo de siempre, maquillaje, condones y ahora por la pandemia agregó el gel antibacterial.
La rutina inicia. Sube y baja de carros desconocidos, ella tiene 47 años de edad.
La noche trae cientos de complicaciones, como la persecución de los policías, altos precios del cobro de piso y el clima.
La violencia transfóbica y la impunidad de estos crímenes en la urbe mexicana, es una de las principales deudas que tienen las autoridades con esta comunidad.
En las banquetas y en sus vestidos se estrellan huevos, comida podrida, insultos y hasta balazos que les han quitado la vida a algunas amigas de Karina Guerrero.
Al inicio de la pandemia, durante sus horas de trabajo se subió a un carro, Tsuru de color azul marino. Circuló un par de cuadras, tuvo diferencias con el conductor y la agredió con un cuchillo en el abdomen.
Karina no recibió atención de paramédico, pero fue trasladada por sus compañeras al hospital. Las redes de apoyo que existen entre las trabajadoras le brindaron ayuda para que pudiera recuperarse en la casa de sus compañeras. Interpusieron denuncia, pero hasta ahora no hay avances en su investigación. El Tsuru azul continúa pasando por las calles.
Cuando Karina se recuperó, salió de nuevo a la calle, la sombra de las drogas le oscurece el camino de vez. Este ir y venir de la calle y las adicciones ha sido una rutina que adoptó desde hace años.
Karina Guerrero no tiene contacto con su familia en Honduras, pero tiene la esperanza de regresar a su tierra. A pesar de los años que tiene en México, no cuenta con algún papel oficial que le permita el libre tránsito en este país y eso complica la situación para reencontrarse con su gente.
La persecución y discriminación de las trabajadoras sexuales ha creado un clima violento en las calles que poco a poco se ha ido difuminado con la lucha de activistas y organizaciones. Sin embargo, aún quedan graves violaciones a los derechos humanos que son la cotidiana en este oficio.
Según el reporte del “Observatorio de Personas Trans Asesinadas”, entre el año 2008 y septiembre de 2020, se han registrado 3 mil 664 crímenes de este tipo en 75 países del mundo. De estos asesinatos, 528 fueron en México.
El último registro anual lo publicó la organización “Letra S, Sida” y mostró que en el año 2020, fueron privadas de su vida 45 personas trans.