Valle de México

Velan a Nancy, víctima de la tragedia en la Línea 12 del Metro

La joven tenía más de dos años trabajando en el centro comercial “Las Antenas”, antes era empleada de Mc Donald’s y hacía unos meses comenzó a laborar en la tienda de ropa “Cuidado con el perro”.

La noche del 3 de mayo Nancy Lezama de 22 años salió junto con su hermana, Tania de 15. Fueron a cenar con Enrique, el novio de la mayor. Las dos jóvenes abordaron la Línea 12 del Metro y minutos después ese tren se desplomó.

Según informaron familiares a Once Noticias, Tania resultó con “fracturas en la cadera y una hemorragia interna”. La joven sigue internada y no ha podido recibir la atención médica necesaria a dos días de la tragedia. 

En tanto, Nancy Lezama murió, fue trasladada a la Fiscalía de Iztapalapa de la Coordinación Territorial junto con otros 24 cuerpos.

Fue bien difícil localizar a mi prima Nancy, todos la estuvimos buscando por todos los hospitales de Ciudad de México, a Tania la encontramos rápido. Pero hasta las cinco de la mañana confirmamos que Nancy estaba en la fiscalía”, comentó Jorge, el primo de la joven.

La mamá de las dos muchachas está en dos lugares. Va y viene para saber cómo sigue Tania en el hospital y regresa a su casa para velar a Nancy.

Tras confirmar que su hija mayor había perdido la vida, la familia comenzó los trámites para recuperar el cuerpo. Su papá, Humberto Lezama, pudo reconocer el cuerpo a las cuatro de la tarde del 4 de mayo. A las siete de la noche salió de la Fiscalía y llegó a su casa hasta la a las 12 de la madrugada.

La gente de la colonia Peña Alta, pueblo de San Juan Ixtayopan, ya esperaba el cuerpo de la joven. Las calles de terracería estaban llenas de personas y frente a la casa se instaló un techo de lona amarilla para poner sillas y repartir el café.

Familiares, amigos y conocidos pasaron uno a uno para despedirse de Nancy Lezama, quien reposaba en medio de flores blancas; las personas vestidas de negro reflexionaban sobre la víctima.

Era una persona bien bonita, siempre fue muy tierna con nosotras, aparte de que sí era bien fotogénica”, decían algunas primas entre lágrimas.

El ataúd de Nancy estaba dentro de la sala de su casa. Los que entraban tocaban la madera y se persignaban. Algunos susurraban unas palabras de despida y otros rezaban en voz baja. Quienes se sentían en confianza tomaban asiento en los sillones negros.

Los niños jugaban afuera, corrían de un lado a otro y a veces el grito de alguna madre les recordaba que el pueblo estaba de luto.

Nosotros lo que pedimos es justicia por lo que pasó en nuestra familia. No es posible que no atiendan a Tania, porque ella sigue sin las atenciones [médicas] que necesita, dijeron que la iban a trasladar de hospital porque en el que está [Xoco] no tienen el equipo para ayudarla”, explicó el señor Humberto Lezama en el velorio de su hija mayor, Nancy.

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