El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció el término de la primera etapa de intervención del Templo de San Juan Bautista.
A poco más de dos años de iniciar estos trabajos, se ha logrado frenar los daños causados por el sismo del 19 de septiembre de 2017 en este inmueble religioso que, junto con los de Tepeaca y Tecali, forma parte del “triángulo de oro” de los conventos franciscanos del siglo XVI.
En la ceremonia de entrega a la comunidad, la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero, enfatizó que una suma de esfuerzos permitió avanzar en cuatro años en la estabilización estructural de esta parroquia, lo que ahora permite garantizar la integridad física de feligreses y turistas dentro de este tesoro de la arquitectura y el arte virreinal temprano.
Por su parte, el director general de Sitios y Monumentos de la Secretaría de Cultura federal, Arturo Balandrano Campos manifestó que “una situación extraordinaria como los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017, requiere esfuerzos extraordinarios”.
A la fecha, dijo, se han entregado más de 2 mil inmuebles de los más de 3 mil que resultaron afectados por lo sismos, como parte del trabajo del INAH y de la Dirección General de Sitios y Monumentos, a través del Programa Nacional de Reconstrucción (PNR).
“Los recursos para atender los pendientes están garantizados por parte del Gobierno Federal, pero también implica un compromiso de todos para dar mantenimiento a este extraordinario patrimonio edificado de nuestro país”, expresó Alejandra Frausto Guerrero.
En su intervención, el titular del INAH, Diego Prieto Hernández, reiteró el compromiso de esta institución y de todas sus áreas competentes para acometer la segunda etapa de intervención, “la cual se realizará con aún más conocimiento del inmueble, más sabiduría de cómo continuar su intervención y más nutrida por el interés de todos los involucrados: los tres órdenes de Gobierno, la iniciativa privada, la sociedad civil y, por supuesto, la población”.
Con el plan de intervención se contemplaron los trabajos de consolidación en las torres campanario sur y norte (esta última incluyó su reconstrucción), además de la consolidación de la fachada principal, de agrietamientos en bóvedas, en muros norte y contrafuerte, y de intradós de bóvedas en cuatro entre ejes, lo que requirió instalar un tendido de andamios a 18 metros de altura.
Con el apoyo de estudios estructurales y de geometría del templo, se priorizaron los elementos más afectados, la torre campanario sur, además de las bóvedas en su cara externa, muros y contrafuertes del lado norte.
En 2022, se concluyeron los trabajos en los muros y contrafuertes lado norte, mediante la consolidación de paramentos y la colocación de tres gárgolas, de manera que se estabilizó el deterioro por pérdidas de juntas y material base constitutivo. También se finalizaron las labores en el campanario sur, las cuales llegaron a ejecutarse hasta a 36 metros de altura.
En estos dos elementos y por recomendación del Área de Bienes Muebles del Centro INAH Puebla, se aplicó una pátina a las juntas de áreas consolidadas, hecha a base de pigmentos naturales y material de la región. En esta toma de decisiones resultó valiosa la opinión de la comunidad con experiencia en intervenciones anteriores.
En la fachada principal se consolidaron grietas y fisuras, así como paramentos de muros y, a la par, se sustituyó una decena de piezas de cornisa talladas en la imposta superior de la portada.
Por otra parte, al finalizar la consolidación del intradós de bóveda del segundo entre eje, se desmontó el tendido de trabajo, liberando así el interior del templo para su reapertura al culto.