La familia Radilla mantiene viva la memoria de Rosendo. Sus nietos y nietas, así como bisnietos y bisnietas, tienen presente su lucha y saben quién fue.
“Cargan su retrato y me acompañan a todos lados. Hoy, por ejemplo, me acompañó mi nieta”, dijo Tita Radilla, aún con algunas lágrimas en sus ojos, después haber pronunciado un pequeño discurso ante las madres y familiares que se congregaron en el Monumento de la Revolución, posterior a la 10 Marcha por la Dignidad Nacional: madres buscando a sus familiares desaparecidos, buscando la verdad y la justicia.
Pese al paso del tiempo, 47 años de la desaparición forzada de su padre, Tita y su familia mantienen la lucha constante para preservar la memoria de Rosendo Radilla Pacheco y se encuentran comprometidos con el apoyo a los movimientos que buscan a sus familiares desparecidos y desaparecidas.
Tita menciona que es un compromiso que han heredado a las generaciones: preservar no sólo la memoria, sino mantener y continuar con la lucha por la justicia de otras familias.
Hoy es un día muy significativo, porque lo peor que puede ocurrirle a una madre es que su hijo o hija desaparezca. ¿Quién más que una madre puede levantar una lucha así? Las he conocido en la Brigada Nacional de Búsqueda. Las he visto rascando piedras y cerros buscando a sus hijos, hijas, a sus familiares. Me conmueve y me duele mucho que continúen ocurriendo estos casos,” compartió.
Tita relató que cuando estuvo con las mujeres, le confesaban que ellas no querían experimentar el paso del tiempo sin haber encontrado a sus hijos e hijas.
Me duele mucho, porque para los gobiernos no ha sido prioridad tener en sus agendas políticas el esclarecimiento de estos casos (…) Ya no queremos que una familia sufra lo que nosotros hemos pasado. Nos ha costado mucho y, poco a poco, lo hemos enfrentado, pero aún duele”, expresó.
En conversación con Once Noticias, Tita lamenta que el tema continúe presente.
“Ha pasado mucho tiempo del caso de mi padre y sin embargo, hemos visto que con cada gobierno persiste la impunidad,” dijo con su voz temblorosa, mientras al centro de la plazoleta las familias continuaban compartiendo sus testimonios en el megáfono.
Más adelante dijo que ella y su familia nunca pensaron que vivirían algo así. Denunció que en el caso de Rosendo Radilla hubo una descarada impunidad.
Fueron los militares, es decir, fue el Estado el principal responsable y eso es gravísimo. Si en aquél tiempo hubiera existido justicia, esto no hubiera seguido creciendo. Actualmente, es el crimen organizado, pero creo que el Estado mantiene su responsabilidad, porque tampoco ha hecho nada por acabar con esa situación. Con el paso de los distintos gobiernos hemos visto que no hacen nada por resolver los casos, aunque sí hemos visto que hay impunidad y no hay castigo a los responsables”, denunció.
Sin embargo, Tita dijo que tiene esperanza de que este gobierno se comprometa a resolver los cientos de casos que hay.
El caso de Rosendo Radilla es uno de lo más paradigmáticos en el Sistema Jurídico Mexicano, ya que fue el primer caso en el que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó al Estado Mexicano por violaciones graves a los derechos humanos y ordenó medidas de reparación, por ejemplo, adoptar estándares del derecho internacional relacionadas a investigaciones y sanciones por desapariciones forzadas; con estos se dieron cambios estructurales en el tema de derechos humanos en el país.
Rosendo Radilla Pacheco fue un luchador social de Atoyac de Álvarez, Guerrero. Además, fue compositor de corridos, campesino y presidente municipal (1955-1956) de Atoyac.
Fue detenido de forma ilegal por militares, el 25 de agosto de 1974, bajo el contexto conocido como la Guerra Sucia, durante el cual se cometieron crímenes de lesa humanidad y violaciones de derechos humanos por parte del Estado mexicano. Fue visto, por última vez, en el ex cuartel Militar de Atoyac de Álvarez, Guerrero.
A 47 años de su desaparición forzada, Tita y su familia continúan marchando por él, por su memoria y por la búsqueda de justicia de otras familias.