Valle de México

“Nada de fumar y nada de alcohol por favor’’

“Ésta es, ni modo, la receta del diablo, se las debo pedir”, demandó Juan, casi licenciado en médico cirujano por la UNAM, como se autodescribió: “nada de fumar y nada de alcohol por favor, los próximos 15 días”, les soltó a los recién vacunados oyentes, hombres y mujeres, aunque algunos rechazaron con gesto infantil o cómplice, la prescripción del muchacho.

Ante los vecinos mayores de la Benito Juárez, Juan expone con entusiasmo un discurso sabido: se les aplicó la vacuna AstraZeneca; entre 50 y 80 días se les citará de nuevo para la segunda dosis; cualquier molestia solo alcen la mano o coméntenle a su vecino de silla; hay que seguir estrictamente los protocolos sanitarios; nada de bajar la guardia.

Ahí, en el patio central del Centro Universitario México, en la colonia Del Valle, el reloj marca 3 y 10 de la tarde. Centenares de mujeres y hombres, con seis décadas o más a cuestas, recibieron la dosis inicial del inmunológico, y el propio alumno les solicita, ruega: “no se preocupen”.

Y sí, el comentario surte efecto, resuena en las aulas vacías, en la grama artificial del plantel, en el gimnasio cerrado, en las mega carpas alistadas donde, religiosamente, los servidores del bienestar apuntan diligentes, nombres, domicilios, CURP, dolencias y subrayan, machacan, a esperanzadas damas y nerviosos caballeros: “Todo estará bien, usted lo verá, amigo”.

Entre ser el último de la fila hasta el momento del piquete, previa exhibición del frasco cuyo líquido se les inocularía, pasan casi 50 minutos, como 20 fuera del recinto escolar y el resto en sillas plegables, antes de que Christian, con manos mágicas, según lo definieron, proceda a la inyección. Así de sencillo y fácil.

Tras la arenga de Juan, los menos cansados se juntan sonrientes y jubilosos, comparten agua y dudas: “ya casi la libramos, amor”, le dice Abraham a su Leticia; “yo no sentí nada”, refiere maría del Carmen; y Sofía, alerta, preocupada: “y los chamacos abarrotando playas, ahorita mismo a ver si no nos cae una tercera ola negra”.

En la Benito Juárez, esta semana, se vacunó la esperanza.

 

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