El segundo juicio político sin precedentes del ex presidente de Estados Unidos Donald Trump toma forma esta semana, mientras los demócratas describen su caso y Trump se apresura a preparar una defensa en medio del desorden en su equipo legal.
Trump debe presentar una respuesta al cargo de juicio político el martes, pero reemplazó a su asesor legal principal durante el fin de semana.
Su nuevo equipo, dirigido por los abogados David Schoen y Bruce Castor, tendrá poco más de una semana para prepararse antes de que comience el juicio el 9 de febrero.
Aun así, los demócratas que buscan su condena por un cargo de “incitación a la insurrección” se enfrentan a un camino cuesta arriba.
Deben convencer al menos a 17 de los 50 republicanos del Senado de EUA. De que Trump es culpable de incitar a sus partidarios a atacar el Capitolio de EUA. El 6 de enero en un intento fallido de evitar que el Congreso certifique la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre. Cinco personas murieron en el caos.
Cuando Trump dejó el cargo el 20 de enero, una votación para condenar tendría poco impacto práctico. Pero podría despejar el camino para una votación que le impida ocupar un cargo público en el futuro.
Los demócratas de la Cámara de Representantes, que procesarán el caso en el Senado, presentarán un informe previo al juicio en el que expondrán su caso contra Trump. También deben indicar tan pronto como el martes si planean llamar testigos, un punto de inflamación en el juicio político del año pasado.
La respuesta de Trump al cargo probablemente indicará si continuará argumentando sin mérito que perdió las elecciones presidenciales debido al fraude electoral generalizado. Numerosos tribunales federales y estatales han rechazado esos reclamos.
Después de los disturbios en Capitol Hill, los republicanos atónitos lucharon sobre cómo responder al papel de Trump y su fracaso para tratar de sofocar la violencia a medida que se desarrollaba.
La mayoría de los senadores republicanos ahora se están alineando contra la condena. Si bien pocos defienden sus acciones, muchos argumentan que el Congreso no tiene el poder de acusar a un expresidente. También han sostenido que otro juicio perjudicará los esfuerzos por unificar el país en la era posterior a Trump.
El senador republicano Rob Portman, quien la semana pasada dijo que no buscaría la reelección en medio de las profundas divisiones políticas de la nación, señaló que no ayudaría a Trump si su defensa simplemente reafirma las afirmaciones infundadas de fraude electoral del expresidente.
Si el argumento no se va a hacer sobre temas como la constitucionalidad, que son problemas reales y necesitan ser tratados, creo que no beneficiará al presidente”, dijo Portman en el programa “State of the Union” de CNN el domingo.
El equipo legal de Trump también podría argumentar que Trump simplemente estaba ejerciendo su derecho de la Primera Enmienda a la libertad de expresión el 6 de enero cuando se dirigió a sus partidarios fuera de la Casa Blanca antes de que marcharan al Capitolio.
Schoen representó anteriormente al asesor de Trump, Roger Stone, quien fue condenado en noviembre de 2019 por mentir bajo juramento a los legisladores que estaban investigando la interferencia rusa en las elecciones de 2016. Trump indultó a Stone en diciembre.
Castor es un ex fiscal de distrito de Pensilvania conocido por su decisión de no procesar al artista Bill Cosby en 2005 después de que una mujer acusó a Cosby de agresión sexual. En 2017, demandó a la acusadora de Cosby en el caso por difamación, alegando que ella destruyó su carrera política en represalia.
Cualquiera que sea el rumbo que tomen los abogados defensores, los 100 senadores demócratas y republicanos que servirán como jurados anticipan un juicio de posiblemente solo unos días, mucho más corto que el primer juicio de Trump, que duró tres semanas.
Con la excepción del senador Mitt Romney, los republicanos apoyaron a Trump durante ese juicio. Fue absuelto de los cargos de abuso de poder y obstrucción del Congreso debido a su intento de presionar al presidente de Ucrania para que investigara a Biden.
Trump calificó ese episodio como una “caza de brujas” demócrata. Y si bien las circunstancias fueron muy diferentes a las de este segundo juicio político, comparten las mismas acusaciones subyacentes de que Trump estaba recurriendo a acciones extremas e impugnables para ganar la reelección en 2020.
El año pasado, los republicanos que entonces controlaban el Senado bloquearon el testimonio de testigos o la introducción de pruebas adicionales contra Trump.
Los demócratas, que actualmente tienen una mayoría muy reducida en el Senado, tendrán más voz sobre cómo se llevará a cabo este juicio. Pero no se espera que obtengan suficientes votos republicanos para asegurar la condena de Trump.
El senador republicano Lindsey Graham, un ferviente partidario de Trump, dijo en Fox News la semana pasada que los republicanos prolongarían el juicio durante “semanas, si no meses” si los demócratas llamaban testigos, lo que podría obstaculizar la agenda legislativa de Biden.
Algunos demócratas y republicanos han sugerido que el Senado debería reprender a Trump en lugar de condenarlo.
El senador republicano John Cornyn también advirtió contra eso.
“Solía ser que perder una elección se consideraba un castigo, al menos en el sentido político”, dijo Cornyn a los periodistas la semana pasada.