Irán comunicó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) su voluntad de producir uranio enriquecido al 20%, unos niveles muy superiores a los establecidos por el Acuerdo de Viena de 2015, indicó la agencia de la ONU.
Irán ha informado al Organismo de su intención de enriquecer uranio a unos niveles que pueden superar el 20% en la fábrica subterránea de Fordo, de acuerdo con una ley aprobada recientemente por el Parlamento iraní”, dijo un portavoz del OIEA a la AFP.
Con fecha del 31 de diciembre, la carta de Teherán “no precisó cuándo empezará esta actividad de enriquecimiento de uranio”, indicó el portavoz.
El embajador ruso en el OIEA, Mijaíl Uliánov, ya se había referido poco antes a esta información en un tuit, en el que mencionó un informe transmitido por el director general Rafael Grossi al Consejo de Gobernadores.
Es una forma de presión suplementaria”, explicó a la AFP un diplomático que trabaja en Viena, tras meses de múltiples incumplimientos del acuerdo nuclear por parte de Irán.
Según el último informe de la agencia de la ONU, publicado en noviembre, Teherán enriquece uranio a unos niveles de pureza superiores a los fijados por el acuerdo de Viena (3,67%), pero hasta ahora nunca superó el 4,5% y aceptaba las estrictas inspecciones del OIEA.
Sin embargo, la situación cambió tras el asesinato a finales de noviembre del físico nuclear iraní Mohsen Fakhrizadeh.
Tras este ataque, atribuido a Israel, el ala más dura del régimen iraní prometió una respuesta y el Parlamento aprobó una polémica ley que autoriza la producción anual de “al menos 120 kilogramos de uranio enriquecido al 20%” y también “acabar” con las inspecciones del OIEA, cuyo objetivo es comprobar que Irán no desarrolla una bomba atómica.
El Gobierno iraní se opuso a esta ley, muy criticada por los otros países firmantes del acuerdo nuclear que pidieron en diciembre a Teherán que “no ponga en riesgo el futuro”.
Francia, Alemania, Rusia, China y Reino Unido esperan que este delicado ‘dossier’ pueda encarrilarse tras la llegada a la Casa Blanca a finales de enero del presidente electo estadounidense, Joe Biden.