Desigualdad social surgió después de la agricultura: estudio
Descubrieron que a lo largo de diez milenios, las mayores diferencias aparecen en los asentamientos humanos más longevos.

El Proyecto Dinámicas Globales de la Desigualdad (GINI, por su acrónimo en inglés), hay decenas de historiadores, arqueólogos, economistas y sociólogos, quienes concluyen que los yacimientos muestran que la desigualdad entre la sociedad surgió después de la agricultura.
De acuerdo con el antropólogo del Museo Field de Chicago, Estados Unidos, Gary Feinman, coautor de uno de los once estudios del proyecto GINI, aclaró que el tamaño de las casas no refleja todo.
“Las variaciones en el tamaño de las casas puede que no reflejen toda la magnitud de las diferencias de riqueza, pero son un indicador consistente del grado de desigualdad económica que puede aplicarse a lo largo del tiempo y el espacio”, expuso Feinman.
Los investigadores estudiaron el tamaño de decenas de miles de hogares de cerca de tres mil yacimientos, algunos que se remontan a pocos siglos después del fin de la última glaciación.
“Sé por mi propio trabajo de campo arqueológico en el valle de Oaxaca, México, que casi siempre, cuanto más grande es la casa, más elaborada es, con características especiales y paredes más gruesas”, agregó.
Los especialistas no solo han podido comparar la evolución de cada yacimiento, sino comparar dentro de cada uno buscando diferencias de estatus.
El trabajo incluye datos de las primeras ciudades que aparecieron donde se inició la agricultura: en Oriente Medio, Anatolia y casi simultáneamente en el otro extremo de Asia, lo que es la costa este de la actual China y Japón.
Pero también de otras zonas como el este y centro de Europa, la Britania prerromana o los pueblos preincaicos, aztecas y mayas.
Descubrieron que a lo largo de diez milenios, las mayores diferencias aparecen en los asentamientos humanos más longevos.
Uno de los factores clave eran las guerras, y que tendía a reducir las desigualdades, por lo que se clasificaron las casas según estuvieran en un yacimiento amurallado o no, con las murallas como señal indirecta de belicismo.
“Cuando la gobernanza era menos colectiva y el principal factor limitante de la producción agrícola era la disponibilidad de tierras”, se lee en el trabajo.
Los expertos encontraron que en las primeras épocas representadas en la base de datos (con una antigüedad de 10,000 años), en las que los asentamientos fortificados presentaban una diferencia entre sus casas menor o igual a la de los no fortificados.
El enorme lapso entre la agricultura, con todo lo que vino después, y la desigualdad no tiene una explicación aún.
Pero los autores apuestan por dos que no excluye ninguna otra ni son autoexcluyentes.
Por un lado, creen que tiene que ver con la dinámica entre población y métodos agrícolas.
Al principio, las poblaciones aún eran reducidas y la principal limitación para la producción era la mano de obra disponible.
“Con el tiempo, la población aumenta y la tierra disminuye. En estas condiciones, hay más oportunidades de conflicto, de ganadores y perdedores”, aseguró Dan Lawrence, profesor de la Universidad de Durham.
La otra explicación, que pudo darse en paralelo, sería el peso de la tradición: “Las normas culturales de las sociedades igualitarias de cazadores-recolectores pudieron tardar mucho en desaparecer, por lo que los primeros agricultores contarían con sólidos mecanismos de nivelación que impedirían el surgimiento de la desigualdad”, concluyeron.