Cerca de 100 mil manifestantes salieron de nuevo a las calles de Minsk el domingo para denunciar la reelección del presidente Alexander Lukashenko, protesta contra la cual la policía utilizó un cañón de agua y detuvo a decenas de personas.
El movimiento de protesta sin precedentes, desencadenado por las sospechas de fraude masivo en las elecciones presidenciales del 9 de agosto, sigue reuniendo a decenas de miles de personas todos los domingos, a pesar de la represión.
El domingo por la tarde, más de 100 mil personas, según la agencia rusa Interfax, participaron en una marcha dedicada esta vez a los “prisioneros políticos”.
El medio en línea independiente Tut.by habló de decenas de miles de personas y publicó imágenes de impresionantes columnas de manifestantes que llevaban los estandartes blancos-rojos-blancos de la oposición.
Como todos los domingos, las autoridades desplegaron numerosos agentes antidisturbios y vehículos blindados. También restringieron el acceso al internet móvil y el transporte público para dificultar la movilización.
Se utilizó un cañón de agua en Minsk”, dijo la portavoz del ministerio del Interior, Olga Chemodánova, y explicó que la policía también llevó a cabo “detenciones”, sin dar cifras.
Según el Centro de Defensa de Derechos Humanos Viasna, 98 personas fueron detenidas el domingo en todo el país.
Vi a la gente que fue dispersada” por la policía y “los que fueron detenidos fueron golpeados violentamente”, relató Natalia Samotyia, una jubilada que participó en la manifestación en Minsk con su hijo.
El viernes, las autoridades también cancelaron las acreditaciones de todos los medios extranjeros, lo que dificulta la cobertura de los acontecimientos en el país.