Barra de Opinión de Once Noticias | Felipe Ávila
El 8 de agosto se cumple un aniversario más del natalicio de Emiliano Zapata, el símbolo del agrarismo, de la lucha por la tierra, la justicia y la libertad.
Hoy, 8 de agosto, se cumple un aniversario más del natalicio de Emiliano Zapata el símbolo del agrarismo, de la lucha por la tierra, la justicia y la libertad. Zapata es el líder más representativo de los campesinos pobres de México y de otras partes del mundo y es un personaje universal. La historia de Emiliano Zapata es la historia de la lucha de los pueblos indígenas y campesinos por defender sus tierras, sus bosques, sus aguas, sus recursos naturales desde épocas ancestrales.
La rebeldía, la intransigencia y la persistencia de la lucha de Zapata durante la Revolución Mexicana, son la expresión diáfana de la resistencia de las comunidades campesinas por defender lo que les pertenece y reivindican como suyo como pueblos originarios. Por eso los campesinos mexicanos, latinoamericanos y de otras latitudes se han identificado y se siguen identificando con lo que representa Emiliano Zapata para los hombres y las mujeres que trabajan la tierra y que aspiran a seguirla trabajando en libertad.
Zapata se enfrentó a cinco presidentes de la República: Porfirio Díaz, Francisco León de la Barra, Francisco I. Madero, Victoriano Huerta y Venustiano Carranza. Fue aliado de grandes revolucionarios, como Madero y Villa. Encabezó el movimiento que llevó a cabo las transformaciones más radicales de la Revolución Mexicana, en el que los pueblos recuperaron sus tierras y pudieron trabajarlas en libertad, autogobernándose, protegidos por el ejército zapatista con el que se confundían las comunidades y los pueblos de la vasta zona zapatista, que abarcaba los estados de Morelos, Puebla, Guerrero, Estado de México, Tlaxcala y los municipios rurales del Distrito Federal.
En diciembre de 1914, Zapata y Francisco Villa entraron triunfalmente a Ciudad de México al frente de sus respectivos ejércitos para instalar en el Palacio Nacional al Gobierno de la Convención. La toma de Ciudad de México por los ejércitos campesinos de Zapata y de Villa representa el cenit de la Revolución Mexicana desde el punto de vista de los sectores populares. Sin embargo, Zapata y Villa perdieron la guerra contra el constitucionalismo en 1915.
A partir de entonces, Zapata mantuvo una heroica resistencia de cuatro años luchando denodadamente contra la invasión que el gobierno de Carranza lanzó contra los pueblos de Morelos. Fue una guerra de exterminio. Zapata tuvo que andar a salto de mata durante esos años, aunque el apoyo que le seguía dando la gente le permitió tomar algunas de las principales ciudades de Morelos en 1916 y 1917.
Los dos últimos años de su vida fueron los más difíciles. Muchos de sus compañeros perecieron. Otros se doblaron ante el enemigo y pactaron su rendición. Unos más fueron detenidos, juzgados y fusilados acusados de traición. En esas difíciles condiciones, Zapata no se doblegó jamás, pero cayó víctima de una celada que le tendió el gobierno el 10 de abril de 1919 en Chinameca.
A partir de su muerte, la leyenda de Zapata creció y se ha mantenido pues Zapata sigue vivo en el corazón del pueblo mexicano.