La derecha conservadora se une en torno a dogmas de fe que comparten solo las y los elegidos; dogmas que les hacen sentirse únicos a la vez que iguales entre sí.
Dogmas en torno a los cuales organizan su comunidad y que son la fuente del odio y el miedo que sienten contra aquellos, “los otros”, que no profesamos su misma fe.
Lo inmutable, lo monolítico es lo suyo.