Animales y plantas van al rescate de la humanidad
Desde calientaplatos con piel de calamar al moco de vaca para combatir virus de transmisión sexual, esta es una selección de los estudios científicos publicados en 2022 inspirados en la naturaleza.
Amenazados por el cambio climático y la actividad humana, los animales y las plantas son más útiles que nunca y continúan contribuyendo a descubrimientos científicos, a veces de forma inesperada.
La naturaleza ha pasado cientos de millones de año optimizando soluciones elegantes para problemas extremadamente complicados. Así que, si nos fijamos en ella, podríamos ganar tiempo y encontrar inmediatamente soluciones válidas”, dice Alon Gorodetsky, de la Universidad de California.
Desde calientaplatos con piel de calamar al moco de vaca para combatir virus de transmisión sexual, esta es una selección de los estudios científicos publicados en 2022 inspirados en la naturaleza.
Hormigas para detectar el cáncer
Detectar cánceres con los métodos actuales (resonancia magnética, mamografías…) suele resultar caro e invasivo.
Por ello, los científicos están investigando con animales, como los perros, pero también las hormigas.
En un estudio realizado por la Universidad de la Sorbona París Norte, que todavía no fue examinado por pares suyos, los científicos utilizaron una recompensa de agua edulcorada para empujar a una especie de hormiga a oler la diferencia que hay entre la orina de ratones con y sin tumores cancerosos.
Un centenar de hormigas lograron detectar el cáncer de ovarios y dos tipos de cáncer de mama en el 95% de los casos.
Para formar a un perro en esta labor se necesitan como mínimo seis meses. Las hormigas, en menos de una hora ya están operativas.
Gombo para frenar hemorragias
El gombo, una planta tropical que principalmente se utiliza en platos criollos o africanos, puede obrar milagros en la cocina y en la medicina.
Esta verdura verde, de textura gelatinosa, fue estudiada a fondo por Malcolm Xing, de la Universidad de Manitoba, en Canadá, y descubrió que a partir de su jugo (exprimido, secado y posteriormente transformado en polvo) se puede crear un gel bioadhesivo eficaz capaz de formar una barrera física y activar el proceso de coagulación de la sangre.
Esto podría servir de base para una especie de “apósito” natural para frenar rápidamente sangrados durante intervenciones quirúrgicas.
Probado en heridas en el corazón y en el hígado de perros y conejos, el gel frenó hemorragias en un minuto, sin necesidad de suturas.
En los próximos años se probará en humanos.
Moco de vaca contra las ETS
Cuando se piensa en la mucosidad de la vaca, la primera reacción es de asco. Pero un estudio realizado en septiembre sugiere que un lubricante a base de esta sustancia podría ser eficaz para frenar la propagación de enfermedades de transmisión sexual (ETS) como el VIH o el herpes.
El moco contiene una proteína llamada mucina que podría tener propiedades antivirales.
Los científicos lo sacaron de las glándulas salivares de las vacas y lo transformaron en un gel que, cuando entra en contacto con virus pequeños, puede eliminarlos. Unos test de laboratorio mostraron que este lubricante podría reducir los riesgos de infección al VIH en un 70% y al herpes, en un 80%.
Con todo, estos estudios están aún en fase preliminar, advirtieron los investigadores, al contrario que los preservativos, cuya eficacia está más que demostrada.
Robots luciérnagas para misiones de rescate
Las luciérnagas que iluminan el cielo nocturno han inspirado a unos científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para crear unos minúsculos robots capaces de emitir luz cuando vuelan.
Para ello, equiparon a los robots con alas provistas de músculos artificiales, llamados activadores, a los que se añadieron unas partículas electroluminiscentes.
Cuando se equipe a los robots con captores, estos podrían intervenir de forma autónoma en misiones de rescate en edificios derrumbados, accediendo a zonas a las que robots más grandes no pueden llegar.
Piel de calamar para mantener caliente el café
El cefalópodo marino posee unos minúsculos órganos llamados cromatóforos capaces de cambiar radicalmente de tamaño o de color. Inspirándose en eso, Alon Gorodetsky, coautor de un estudio aparecido en marzo en Nature Sustainability, preparó unos “pequeños islotes metálicos que se pueden apartar” y contraer para crear un embalaje capaz de regular el nivel de calor.
Esto podría resultar útil para mantener calientes los bocadillos o el café, por ejemplo.
La naturaleza es verdaderamente la quintaesencia de la innovación y de la ingeniería”, afirmó el investigador.