Existe mucha incertidumbre acerca de cuál es el costo de una unidad, cómo se manejan, cuál es la autonomía, qué tan difícil pudiera resultar la recarga de sus baterías. Todas esas dudas y más, son parte de lo que piensa una gran parte de la sociedad mexicana sobre los autos eléctricos.
Es evidente que la transición entre un vehículo de motor de combustión interna a base de gasolina, como son los que actualmente tenemos en todas las calles, y su sustitución por vehículos con motores eléctricos, no es una acción que se realizará en el corto plazo.
Además, se espera que el desarrollo y uso por más de diez años, de los vehículos híbridos, que cuentan con dos motores para su transmisión, uno eléctrico y otro de combustión interna, pudiera haber ayudado a la población, a sociabilizar vehículos que su propulsión no era únicamente a base de motores convencionales, sino que el motor eléctrico también podría mover silenciosamente, el mismo vehículo al que se estaba acostumbrado a utilizar.
Para eso sirvieron los vehículos híbridos. Lo mismo sucedió con el teléfono inalámbrico, que ayudó a transitar muy rápido entre el fijo hacia el celular. Y podríamos mencionar otros ejemplos, pero la realidad es que más allá de las dudas que se puedan generar alrededor del desconocimiento de la innovación tecnología automotriz, todavía no se encuentra la forma de incentivar su uso.
Tan es así, que en 2021 sólo se compró un vehículo por cada mil de combustión interna. Es decir, sólo se vendieron en ese año mil 140 autos, de acuerdo con información de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).
Actualmente, el aumento de los precios de los combustibles a base de hidrocarburos, como son las gasolinas, ha permitido que las personas nuevamente vuelvan a pensar en adquirir un vehículo eléctrico, que puede llegar a ser más económico en su operación, debido a que, el precio de cada kWh eléctrico, es más accesible que su equivalente energético en las gasolinas o el gas natural.
Es posible que las fuentes combinadas de generación de energía eléctrica, convencionales y renovables, permitan una producción de electricidad a precios altamente competitivos. Es decir, que posiblemente estamos en el umbral del uso masivo de vehículos eléctricos, no tanto por el hecho de adquirir una nueva tecnología, sino como una forma de ahorro diario en el mantenimiento de un vehículo.
Y aunque los precios de los vehículos eléctricos no son precisamente económicos, sí pueden ayudar a ahorrar dinero por su operación.
Un ejemplo del ahorro puede ser: un vehículo con motor eléctrico consume 25% de gasolina equivalente a lo que consume un vehículo de combustión interna, o 33% de un vehículo a diésel. En este ejemplo se ve que con el dinero que usamos para movernos en un vehículo a gasolina, equivale a movernos cuatro veces más, en un vehículo eléctrico.
Desde luego que existen desventajas tecnológicas notorias en esta primera generación de vehículos eléctricos. El mayor ejemplo lo presentan las baterías, que además de ser de alto costo, requieren de un tiempo largo (desde unos 15 minutos hasta horas) para cargarse completamente.
No hay de qué preocuparse, esas limitantes serán resueltas pronto, a medida que avance el conocimiento sobre nuevas baterías. Y es ahí, donde las instituciones educativas del país, centros de investigación, y sector privado, deben encontrar un área de oportunidad para desarrollar investigación aplicada, y contribuir a resolver el problema del almacenamiento de energía.
Es de reconocer que en Hermosillo, Sonora, a mediados de abril de este año, se diera a conocer que operan desde entonces seis patrullas eléctricas, en la Policía Preventiva y Tránsito Municipal. Desde luego que es uno de los mejores ejemplos para incentivar la adquisición de vehículos eléctricos, porque todas las personas de la comunidad se familiarizarán con su circulación diaria, además de que estos vehículos eléctricos tienen mucha potencia en su sistema motriz, lo que les permite desarrollar mucha velocidad en poco tiempo, convirtiéndose en unos verdaderos cazadores de infractores.
Se espera que en más localidades del país se puedan poner en práctica aplicaciones como éstas, en servicio de transporte público, protección civil, desde luego que en labores de seguridad. De forma que para todos los ciudadanos sea muy normal observar que los vehículos eléctricos sirven para lo mismo que los vehículos convencionales. El día que todos los sistemas de movilidad en el mundo sean eléctricos, tendremos menos contaminación ambiental, y posiblemente un mundo más conectado.