Ciencia

Incendios forestales en Canadá devastan la fauna y flora

En Canadá, casi 700 especies ya se consideran amenazadas, principalmente debido a la destrucción de su hábitat.

No hay heces, huellas, nidos ni otros rastros de vida salvaje: los bosques boreales de Canadá han sido devastados este año por incendios sin precedentes.

En las zonas boscosas de la provincia de Quebec, el cazador Paul Wabanonik busca en las tierras ancestrales de su tribu pisadas frescas de alces, que habían sido su sustento y el de su familia.

“Normalmente, veríamos huellas por todas partes”, dice el nativo ashinabe. Pero “es como un desierto”, añade, mientras guía a los periodistas de la AFP por un sendero.

Los habitantes de su pueblo, a cientos de kilómetros al norte de Montreal, se vieron obligados a huir en junio del avance de los incendios forestales.

Ahora empiezan a despuntar algunos brotes verdes en el bosque, antaño frondoso y actualmente calcinado por las llamas.

De cara al otoño, el follaje suele explotar con brillantes colores rojos, naranjas y amarillos, pero ahora está todo ennegrecido.

Sin la cubierta forestal, no queda nada que cazar para alimentar a Wabanonik y su familia, y hay pocas probabilidades de que la vida salvaje vuelva pronto, se lamenta.

“No tenemos una idea precisa del número de animales que han muerto, pero son cientos de miles”, afirma Annie Langlois, bióloga de la Federación Canadiense de Fauna Salvaje.

Castores, coyotes, zorrillos, glotones, zorros, osos… el bosque boreal canadiense alberga 85 especies de mamíferos, 130 de peces y 300 de aves, entre ellas muchas migratorias.

Pero la temporada de incendios forestales de este año ha sido devastadora, con más de 18 millones de hectáreas quemadas, una superficie similar a la de Túnez.

Partículas de humo

Los incendios forestales tienen un impacto devastador en la fauna y flora de las regiones afectadas. La bióloga Langlois destaca que algunas especies, incapaces de volar o correr lo suficientemente rápido, quedan atrapadas por el avance rápido de los incendios.

Esto resulta especialmente grave para la fauna acuática, ya que la ceniza cubre lagos y ríos y la erosión del suelo altera la calidad del agua. Los lagos cristalinos del Escudo Canadiense se verán afectados por la proliferación de algas, lo que disminuirá el oxígeno disponible para los animales.

Además, la composición química de las partículas de humo de los incendios forestales es única y puede depositarse a cientos de kilómetros de distancia. Estos humos afectan la salud de la fauna, especialmente a los animales jóvenes.

En Canadá, casi 700 especies ya se consideran amenazadas, principalmente debido a la destrucción de su hábitat por la tala de árboles y otras actividades humanas. Los incendios forestales representan una amenaza adicional a largo plazo para la fauna salvaje, como el caribú, que se recupera lentamente de los estragos del fuego.

Además, los incendios pueden acelerar el desplazamiento de especies hacia el norte, un fenómeno relacionado con el cambio climático y la alteración de los ecosistemas. Por ejemplo, el lince monitoreado por el profesor Pigeon ha tenido que refugiarse a cientos de kilómetros de su territorio habitual.

El retorno de los animales a las áreas quemadas variará según la especie y podría llevar años. La combinación de estos efectos subraya la necesidad de medidas efectivas para prevenir y controlar los incendios forestales, así como para proteger los ecosistemas y la biodiversidad que dependen de ellos.

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