A partir del 12 de septiembre el Museo Metropolitano de Nueva York (MET) expone la historia del grabado en México, una expresión fundamental de la identidad artística y de la historia del país para abordar problemáticas sociales, políticas y educativas.
Aristas importantes como José Guadalupe Posada, Diego Rivera, José Clemente Orozco y Leopoldo Méndez, son algunos de los que integran la exposición “Mexican Prints at the Vanguard” (Grabados mexicanos en la vanguardia), que permanecerá abierta del 12 de septiembre al 5 de enero de 2025.
La exposición explora a través de 130 xilografías, litografías y serigrafías la historia cultural, social y política de México con esta forma de expresión que empezó a mediados del siglo XVI, con estampas para la ilustración de libros o con fines religiosos, y que sigue siendo actualmente una vía de expresión artística en el país.
“Es una impronta de México, una industria, una historia. Es la más importante forma de expresión de la sociedad”, resumió el curador Mark McDonald mientras colocaba una de las últimas obras de esta muestra.
Esta exposición es posible gracias al fondo del MET que, con unas 3 mil obras, alberga una de las mayores colecciones de esta forma de expresión mexicana, que va desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX.
El fondo se inició con las donaciones del artista francés Jean Charlot, quien pasó la mayor parte de la década de 1920 en México, antes de convertirse, años después, en agente del Museo neoyorquino para adquirir nuevas obras.
Libertad de pensamiento
Con sus representaciones de esqueletos realizando diferentes actividades, José Guadalupe Posada (1852-1913) contribuyó a establecer una identidad global del arte mexicano, recuerdan los organizadores.
A mediados del siglo XIX, la caricatura política se convirtió en una poderosa herramienta para defender la libertad de pensamiento.
Después de la Revolución mexicana, que va de 1910 a 1920, el grabado fue el modo de expresión favorito de los artistas para hablar de las preocupaciones sociales y políticas, y expresar su resistencia ante el ascenso del fascismo en el mundo.
Los artistas también recurrieron al grabado para reproducir los gigantescos murales de grandes artistas de la década de 1920 y crear carteles para exposiciones, grabados para la prensa popular y portafolios que celebraban la vestimenta y las costumbres mexicanas.