Se cumplen 50 años de la muerte del dictador español, Francisco Franco, pero las huellas de sus agresiones contra las mujeres siguen vivas.
Durante la dictadura española, el llamado “Patronato de protección a la mujer”, promovió la detención de cientos de mujeres que se habían rebelado contra la noción fascista de “buena mujer”.
Adoctrinamiento religioso
Ellas eran enviadas a centros que generalmente estaban gestionados por organizaciones religiosas y que no respetaban sus derechos fundamentales.
“Era horrible. Era peor que una cárcel. Era un lugar completamente siniestro con un adoctrinamiento religioso extremo y la vida se reducía a trabajar, fregar y rezar”, recordó una de las víctimas de patronato, Consuelo García del Cid.
En ocasiones, eran drogadas con engaños para que no pusieran resistencia.
“Estaba durmiendo, era muy temprano y de pronto entraron en mi habitación mi madre y el médico de cabecera de la familia. Era del Opus Dei”, aseguró.
Consecuencias psicológicas profundas
“¿Qué es esto? Nada, que te vamos a poner una vacuna contra la gripe. Y yo ¿Qué? No pude reaccionar. Me cogieron el brazo izquierdo y sentí una aguja en mi vena y ya está. No me acuerdo de nada más, entonces yo me despierto en una habitación que no conozco, de nada”, relató Consuelo García del Cid.
Las consecuencias psicológicas fueron profundas para las víctimas que crecieron con estas formas de represión. De acuerdo con testimonios, durante años las hostigaron día a día y su estado mental fue decayendo.
“Y cuando esa niña llega a la adolescencia ya tiene la mente completamente pulverizada”, aseguró una de las víctimas de patronato, Mariaje López.
La tortura era fatal, las víctimas denuncian que en algunos casos las mujeres decían sentirse mal y desaparecían poco después de ir a los servicios médicos de estos centros de detención.
En un contexto en el que las corrientes fascistas están creciendo en Europa, las historias del franquismo en España resurgen para no olvidar y, sobre todo, no repetir el pasado.