Cultura

¿Qué aprendizajes nos ha dejado ‘El principito’?

Antoine de Saint-Exupéry nació el 29 de junio de 1900 en Francia y murió el 31 de julio de 1944. Fue un piloto que incursionó en la escritura dejando como legado una de las obras más representativas de la literatura universal del siglo XX: El principito. Éste fue publicado en 1943, y aunque se trata de un libro infantil, la crítica lo ha considerado un trabajo sobre la naturaleza humana. Es considerado el mejor libro francés del siglo pasado. Ha sido traducido a más de 250 idiomas y dialectos.

La trama de El Principito está basada en un piloto perdido en el desierto del Sahara después de que su avión sufriera una avería. Sólo que se encuentra con la sorpresa de conocer a un pequeño príncipe proveniente de otro planeta. Así empieza una discusión filosófica-existencial en la que empieza a entretejerse una crítica a la humanidad y a su posible esencial. Aunque para entender los mensajes y moralejas que El principito nos quiere dejar, es importante darle una lectura minuciosa que ayude a aplicar los apuntes que hace para poder confortarnos como mejores personas.

Los aprendizajes de la obra de Antoine de Saint-Exupéry van desde lo amoroso, aclarándonos que “al primer amor se le quiere más, al resto se le quiere mejor”, hasta las de ‘reconfortación’ y construcción de nuestra identidad: “eres el dueño de tu vida y tus emociones, nunca lo olvides. Para bien y para mal”. Incluso da lecciones de moral para aprender a definir entornos como la amistad: “es muy triste olvidar a un amigo. No todos han tenido un amigo”.

Indiscutiblemente nos evoca la fuerte necesidad de voltear a ver nuestro pasado para no perdernos en los mundos del egoísmo y la antipatía: “todas las personas mayores fueron al principio niños. Aunque pocas de ellas lo recuerdan”. En la misma línea nos incita a confrontar las situaciones de frente: “te miraré de reojo y tú no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos”. De igual manera recuerda que somos responsables de nuestros propios actos: “eres responsable para siempre de aquello que has domesticado”.

Pero sin duda, El principito nos obliga, exige, y orilla, a reflexionar sobre la manera en la que actuamos, existimos y enfrentamos cualquier situación; percibirla y resolverla: “sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.

Antoine de Saint-Exupéry desapareció el 31 de julio de 1944 durante una misión de reconocimiento. Nunca se supo el paradero del piloto. Días después, un cuerpo con un traje de la Fuerza Aérea de Francia fue hallado al sur de Marsella. Se presumió que era del escritor y se enterró en septiembre. Durante más de 50 años, la muerte de Saint-Exupéry fue uno de los grandes misterios del mundo literario.

En septiembre de 1998, un pescador francés halló un brazalete de plata con los nombres de Saint-Exupéry y su esposa. En mayo de 2000, un buzo encontró restos de un P-38 Lightning, el avión que usó el escritor el día que desapareció. Hasta 2003, que los restos pudieron ser recuperados, y tras un análisis, autenticados como la nave de Saint-Exupéry. Sobre el cuerpo hallado en 1944, se mantiene la teoría de que pudo haber sido arrastrado por el mar hasta el punto donde se encontró, aunque esta hipótesis no ha podido ser confirmada.

Desde este enlace puedes leer El principito.

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