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Sarapes y gabanes, tradición artesanal que desafía el paso del tiempo

El maestro Juan Rubén Tamayo Sánchez, lucha desde hace tres décadas por mantener vigente el trabajo artesanal de sarapes y gabanes.

Los sarapes y gabanes son considerados de los elementos más representativos del México independiente. Su historia es la de una prenda de uso masculino que, de sus orígenes inciertos, pasó a convertirse en un verdadero emblema nacional, similar al rebozo femenino. 

En los últimos años, la preservación de esta tradición artesanal se ha vuelto todo un reto. Desde hace tres décadas, el maestro Juan Rubén Tamayo Sánchez ha mantenido una lucha por mantener vigente el trabajo artesanal.

A los 16 años, su madre, Juanita Sánchez López, lo impulsó para trabajar en la tienda “El Sarape de Saltillo”, la más antigua de esa ciudad, con una trayectoria de más de 100 años, donde tuvo como maestro al señor José Espiridión Zenteno, recuerda el maestro Juan Rubén Tamayo.

“La idea era que yo entrara a trabajar para ayudarle a José Espiridión; también estaba otro obrero-tejedor, pero sólo me acuerdo de él como Don Beto. En esos tiempos no había muchas oportunidades de aprender, si no quería el maestro enseñarte, pues no te enseñaba. Esto fue en 1995, aproximadamente, y la idea era que yo le ayudara a lavar la lana, que era el trabajo más pesado para ellos y solamente me iban a contratar tres días”, aseguró el maestro Juan Rubén Tamayo Sánchez.

Juan Rubén Tamayo Sánchez. FOTO: IG @rubeen.tamayo

Aunque intentaba aprender, dice, el maestro Espiridión era celoso con su trabajo, por lo que cuando se acercaba para tratar de ver y conocer, el maestro detenía su trabajo. Con el paso del tiempo, el mismo Espiridión le comentó que al entrar a los talleres tenía que hacer un trabajo y hasta que lo dominara, lo cambiaban de área. 

Así es que, primero aprendió a lavar la lana y luego empezó a teñir con anilina, una tinta especial para esta fibra. 

“El proceso que yo aprendí fue empírico, yo no tengo apuntes de que se ponga un gramo de tinta, un gramo de ácido acético, un gramo de ácido sulfúrico, la verdad no había cosas que hay ahorita”.

¿Cómo es el proceso de elaboración del sarape?

El proceso del sarape, explica, es hacer ocho tonos de cada color: amarillo, rojo, verde, azul y naranja, todos en una misma variación, que se les llama sombras, por eso este tipo de piezas son coloridas.

Al terminar el tejido, hay que “empuntar”, es decir, se hacen las “barbitas” y se limpia, para quitar el exceso de lana, y se cepilla, para afelparse, explica.

Una vez que aprendió este proceso, a Juan Rubén Tamayo lo llevaron ante los telares, el primero que usó fue uno de hilo grueso. “Los telares todos son iguales aquí, pero solamente cambia el peine”.

En febrero de 2008, el maestro Tamayo renunció a su trabajo en “El Sarape de Saltillo”, donde laboró por 12 años, y en agosto de ese año ingresó al Museo del Sarape, en la misma Ciudad de Saltillo, Coahuila, dirigido entonces por Claudia Rumayor. Desde entonces, su labor consiste en que el público del Museo conozca cómo se hacen los sarapes, en una muestra.

¿En qué estados se produce el Sarape?

Con el paso del tiempo el sarape se derivan otros tipos como el jorongo o cotón, el gabán y recientemente la cotorina o el poncho. Los sarapes más conocidos son los de Chiauhtempan, los de Teocaltiche y los de Saltillo, cada uno con su estilo de tejido, colorido y diseños.

En algunos estados también se elabora el sarape como:

  • Tlaxcala
  • Aguascalientes
  • Hidalgo
  • Jalisco
  • San Luis Potosí
  • San Miguel de Allende
  • Estado de México
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